Diario desde Siria / 36

 
Se ha confirmado la masacre de cristianos en Al Duer, mientras los rebeldes pertenecientes a una facción cercana a al-Qaeda han transformado algunos pueblos en emiratos en los que rige la ley capital para cualquier disidente. Una guerra total de todos contra todos.

Me han confirmado la masacre de cristianos en Al Duer, un pueblo cercano a la frontera libanesa y no lejano a Qussair. Al principio no lo quería creer porque había sabido por algunos amigos que la mayoría habían huido. Pero evidentemente no eran todos. Al Duer está rodeado por tres pueblos sunitas ocupados ahora por milicianos de Jabath el Nousra, una fuerza de combate che desde el comienzo de la guerra rechazó entrar en el ejército libre eligiendo la estrategia de los atentados suicidas, según el estilo de Al Qaeda. El ejército sirio ha comenzado un plan de ataque y acorralamiento de estos terroristas. Y esto ha desencadenado que los milicianos hayan entrado en el pueblo y masacrado a gran parte de los civiles cristianos mientras robaban e incendiaban varias casas.

En el centro de Damasco ha habido algún momento de tregua mientras los combates siguen en la periferia y en Alepo.

En Internet circula un video impresionante: los milicianos del ejército libre y de Jabath el Nousra muestran la ejecución de doce de sus hombres que querían dejar sus filas, y son ajusticiados por traidores. La conclusión es repugnante: «Para que, los que quieran hacer lo mismo, sepan lo que les espera».

Se habla de gas tóxico en la periferia de Damasco, sobre todo en Jobar. Las noticias son contradictorias: hay quien dice que los rebeldes han asaltado una fábrica de cerillas en la periferia (en Mleha) y quien sostiene que son bombas lanzadas por la aviación del gobierno.

En el barrio periférico de Berze, teatro de violentos enfrentamientos en estas semanas, ha vuelto la calma. Parece que se ha eliminado a los francotiradores, un número muy elevado de milicianos y terroristas (se habla de setenta mil en Douma) quieren entrar en la ciudad, cueste lo que cueste, también en el casco antiguo, y por eso no cesa el ruido de combates y cañonazos; el ejército y los servicios secretos están tratando de frenar todos estos intentos. El ejército ha retomado un pueblo estratégico con bombardeos y ataques por tierra, donde ya no había más civiles porque todos habían huido desde hacia tiempo.

Del este del país sabemos poco pero las noticias hablan de un control prácticamente total de Deir Ezzor por parte de Jabath el Nousra, que ha ocupado también Raqqa trasformándola en un emirato con tribunal islámico cuyas sentencias, con frecuencia, concluyen con la pena de muerte. Hace tres semanas, en una plaza, se ha ajusticiado a tres soldados ante la población; los pozos de agua alrededor de la ciudad fueron envenenados para dejar al ejército sirio sin agua hasta que no se abrió un puente aéreo. La televisión siria muestra fotos de los combates y entrevistas a los soldados en el frente de Quassair. Pasan imágenes de túneles que conectan la ciudad con el Líbano, y se han encontrado otros desde Homs en dirección a Jordania y Turquía. Parece que están hechos con carros especiales fabricados en Alemania. Al lado de estas galerías, se han encontrado almacenes para municiones y mini-hospitales de primeros auxilios. Mientras los afiliados a Jabath el Nousra temen el plan de destrucción que están organizando contra ellos tanto el ejército sirio como los rebeldes del Ejército libre que no admiten franjas de disidentes.

En medio de esta guerra de todos contra todos estamos nosotros, está el pueblo sirio, cada vez más agónico.

Por Maddalena Maltese
Fuente: Città Nuova

Diario 35  Diario 34

Más noticias