Este verano, personas de diferentes vocaciones y edades del Movimiento de los Focolares en todo el mundo, compondrán focolares[1] temporales; se desplazarán a lugares de periferia o donde existe poca presencia del Movimiento. ¿El objetivo?: dar testimonio de la presencia de Jesús y vivr concretamente la nueva evangelización.
Algunos españoles participarán de esta experiencia, que ya definen como “gran aventura”. Vicente (focolarino) y Santi y Petri (matrimonio de Voluntarios de Madrid) están en Perú desde hace unos días. Pilar y Alberto (matrimonio de focolarinos casados de Almería) también ya están en Bielorrusia,Y a lo largo de los meses de julio, agosto y septiembre, serán los demás los que viajen: Hugo (gen de Madrid) a Sri Lanka, Mariví (voluntaria de Madrid) a Bulgaria, Mª José (también voluntaria, pero de Murcia) a Croacia, Laura y Teresa (ambas gen, la primera de Madrid y la segunda de Marbella), una a Malasia y la otra a Tanzania. Y por último, María (voluntaria de Murcia), a Uganda.
Todos ellos están muy ilusionados y con ganas de ponerse en juego y poner al servicio de los demás sus talentos. “La posibilidad de formar un focolar temporal –cuenta Vicente- es muy enriquecedor, nos abre el alma a encontrar nuevos horizontes”.
Generosidad no les falta a estas personas de entre 25 y 66 años entre los que hay jubilados, veterinarios, médicos, funcionarios, maestros y hasta algún ingeniero. Como María de Murcia dice: “los sitios a los que me hacía más ilusión ir era África y Medio Oriente, pero sabiendo la necesidad general de personas, sentí que tenía que ofrecerme para el lugar que más falta hiciera, pidiendo solo que, si era posible, fuera un lugar de habla inglesa”.
En sus países de destino convivirán con personas de otras edades y partes del mundo, junto a las personas a las que irán conociendo… un boceto ya de la fraternidad universal que quieren construir. Como comentan Santi y Petri: “Queremos dar un poco de tiempo vacacional al Movimiento y sus necesidades. Hacer una experiencia “de familia”, en este ser familia que Chiara nos dejó en su testamento. Seguros de recibir más que dar en este camino…”.
Para algunos como Vicente, ésta no es la primera experiencia del tipo: “el primer focolar temporal en que estuve fue en Guatemala; después, pude participar en Santiago de Cuba, Arequipa (Perú) donde estuve dos veces y este año vuelvo. En Armenia (Colombia) y el año pasado en Hanstad (Noruega)… una ciudad al norte, por encima del Círculo Polar, la Diócesis más al norte del mundo”.
Se nota que es un tipo de vacaciones muy enriquecedor y adictivo…
[1] La misma Chiara Lubich lo definió como “imagen de la familia de Nazaret, una convivencia, en medio del mundo, de personas vírgenes y casadas, todas donadas a Dios, si bien en formas diferentes”.
