Triduo Pascual

 
En palabras de Chiara Lubich, las del Tríduo Pascual, son "las horas más preciosas del año"

Reproducimos a continuación un texto de la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, extraído de la página web del Centro Chiara Lubich. Corresponde a la Conexión con todos los miembros de los Focolares esparcidos por el mundo y que aún continúa siendo una práctica asidua: cada mes o dos meses, tiene lugar esta Conexión en la que se comparten noticias y también un pensamiento espiritual para hacer vida.

“Estamos pasando las horas más preciosas del año; preciosas para la Iglesia que revive con la liturgia la Pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Preciosas para todos nosotros del Movimiento que tenemos una espiritualidad centrada en la unidad y en Jesús Abandonado.

Hoy es el Jueves Santo, nuestra fiesta. Jesús hoy, como hace muchos años, dio a sus discípulos el Mandamiento nuevo, aquel mandamiento que es la ley fundamental y la base de cualquier otra norma para cada uno de nosotros. Como hoy, Jesús rezó por la unidad: “Que todos sean uno”. Como hoy, instituyó la Eucaristía que lo hace presente entre nosotros y tiene como efecto, precisamente, nuestra unidad con Él y entre nosotros. Y como hoy, instituyó el sacerdocio que hace posible la Eucaristía. Todo, todo esto en un solo día.

¿Qué más queremos? Es nuestra fiesta y a menudo esta fiesta la hemos vivido con tal emoción en el corazón que en ningún otro día del año sentimos otra igual.

Hoy es el momento de decir gracias a Jesús, un gracias profundo que brote de lo más íntimo de todos nuestros corazones y llegue al Cielo.

¿Qué sería nuestra vida sin el Mandamiento nuevo, sin la Eucaristía, sin el Ideal de la unidad?

Pero mañana he aquí otro día sin igual: Viernes Santo, Jesús Abandonado. No hay mejor día que mañana a las tres (de la tarde n.d.t.) para volver a hacer solemnemente nuestra consagración a Él, renovando nuestro propósito de gastar la vida que tenemos, amándolo siempre, enseguida, con alegría.

Que cuando besemos al Crucificado, Jesús reciba de nuestros corazones, esparcidos por todo el mundo, esta promesa solemne. Será el mejor modo para celebrar el Viernes Santo con Él, y Él nos ayudará a hacernos santos para su gloria, para la alegría de María y como un don recíproco.

Después, tras el Sábado santo, llegará el Domingo de Pascua. Él es el Resucitado, Él es la Resurrección y la Vida también para nosotros. Digámosle, quizás, por primera vez, gracias por la vida que tendremos después y no terminará. Prometámosle pensar a menudo, hacer nuestros mejores proyectos no sólo para esta vida sino para aquella más importante.

Digámosle que también mañana queremos ser su gloria, su alegría, y deseamos gastar ésta (vida) para que de muchos, de muchísimos, reciba todavía alegría y gloria.

Entonces Feliz Pascua a todos y a cada uno. Les deseo que sea la más hermosa de su vida.

Que todo florezca como en esta espléndida primavera”.

Chiara Lubich. 16 de abril de 1981

 

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