IV Simposio Judeo-Cristiano

 
Reportamos algunos fragmentos del diario a cargo del Padre Fabio Ciardi, que nos transmiten una síntesis de lo vivido en los 5 extraordinarios días del Simposio interreligioso.

“…Tuvimos que esperar que aparecieran tres estrellas en el cielo, el signo de que había terminado el Sábado. Sólo entonces pudimos empezar. La cita era frente un gran hotel del centro de Buenos Aires donde estaban alojados algunos amigos hebreos venidos de los Estados Unidos, Europa e Israel. Después de tres horas de viaje llegamos a la “>Mariápolis Lía, en plena noche.

“…primera jornada del IV Simposio Hebreo-Cristiano. Eran unos ochenta los participantes provenientes de varias partes del mundo. El clima era muy alto, por la escucha recíproca, las relaciones de amistad. Con tantos nos habíamos encontrado en los simposios anteriores, sobre todo en el de Jerusalén. El tema elegido fue el de la identidad y el diálogo, dos realidades que se compenetran: la identidad es fruto de la relación. Hubo intervenciones muy profundas con enfoques desde el punto de vista filosófico, antropológico, psicológico, con nombres que vuelven como los de: Martin Buber, Emmanuel Lévinas, Viktor Frankl, Paul Ricoeur…”

“…Cada vez me doy más cuenta de que el diálogo interreligiosos no se puede improvisar; hace falta preparación y delicadeza de alma. Es participar a esa obra de mediación obrada por Jesús entre Cielo y tierra, y entre las divisiones de los seres humanos. Para colmar toda separación y traer la unidad se hizo esa “nada” de amor que permitió la reunificación sin que existiera ningún diafragma”.

“…Si la noche en la Pampa argentina es silenciosa, con las estrellas que brillan sigilosas, el día es un canto de mil pájaros. La naturaleza parece participar en la fiesta que hay entre nosotros en este simposio. Se advierte un crecimiento con respecto a los tres anteriores: un conocimiento más profundo, más confianza, un amor más sincero. Parece un sueño. Hoy, junto a las acostumbradas conferencias, hay encuentros de diálogo para diferentes ámbitos: el mundo de la justicia, de la comunicación, de la educación…”.

“…La fuerte afirmación de la propia identidad puede generar conflicto. Sólo el ‘no ser’ recíproco delante del otro, como expresión de amor, hace ‘ser’ al otro y lo hace reencontrarse plenamente consigo mismo en una más profunda identidad religiosa: ser amor. Otra jornada intensa. Casi parece superfluo hablar de diálogo entre nosotros, tal es la profunda unidad alcanzada. Cuando los rabinos hablan se siente toda la sabiduría de los siglos”.

“…Mi intervención: El crucificado ícono del amor extremo. El amor más grande, dijo Jesús, es el que llega a dar la vida por los amigos (Jn. 15, 13). Gracias a este amor extremo cada persona se vuelve amiga. Dar la vida también por quienes son enemigos. Es la mirada nueva exigida para construir la fraternidad universal: ver en todos a hermanos y hermanas por quienes estar dispuesto a dar la vida: cada persona con quien establecemos un contacto es un amigo, una amiga.

Chiara Lubich tradujo este amor extremo de Jesús con una expresión sencilla y exigente: ‘hacerse uno’ con el otro, es decir entenderlo profundamente, entrar en su mundo, compartir sus sentimientos. Es la premisa de todo diálogo. Chiara aplicó esta enseñanza en el campo del diálogo interreligioso, poniéndose en actitud de escucha de los miembros de las diferentes religiones, en modo tal de comprenderlos desde dentro de su cultura”.

“…El simposio se concluyó en la sede del Ministerio de Asuntos Religiosos, en Buenos Aires. Estaban presentes personalidades hebreas y cristianas, civiles y religiosas. Fue un momento de alta representatividad. Volvemos sintiéndonos llamados en primera persona a realizar una obra de mediación entre tendencias, posiciones y experiencias a veces contrastantes entre ellas. El camino –lo entendimos en estos días- es ser sólo una presencia de amor, sin pretender ni juzgar, al servicio, hasta llegar a la ‘nada de amor’ que permitirá el encuentro”.

Del diario de viaje del Padre P. Fabio Ciardi (OMI)