Después de la tormenta

 
Muchas realidades se conjugan en un día de la Mariápolis

Sábado por la tarde. Todavía quedan los restos de ramas caídas, algún árbol arrancado de raíz, efecto de la tormenta del jueves por la noche de la que el pueblo de O’Higgins se llevó la peor parte.

Pero la tarde de hoy se presenta soleada, cálida, no tórrida como los últimos días, la Mariápolis, podríamos decir, está en su esplendor de verano.

A la sombra de un pino un músico de la orquesta que mañana dará el concierto está sacándole notas al oboe. En otro extremo del parque, bajo la glorieta en flor, otras cuatro jóvenes ensayan violines y violonchelo esparciendo a su alrededor armonías acompañadas por el canto de los pájaros. Camino al cementerio un corno deja oir su música. Más tarde se unirán a las guitarras, a las distintas percusiones y al xilofón que está llenando de alegría a los paseantes instalado bajo el balcón del edificio.

Esparcidos en el parque y en distintas salitas de Villa Blanca, Campo Verde y el Salón Civitas Dei están reunidos los grupos de estudio de la Escuela de Verano. Hablan y debaten sobre economía y sociología con distintas entonaciones de castellano que delatan las proveniencias de distintos países del Caribe y América del Sur.

Hay también niños que corren, van en bicicleta, juegan acompañados de sus padres. Son las 10 familias que están participando de la Escuela Loreto y que también provienen de distintos países del Cono Sur.

A lo lejos se escucha el motor del generador que funciona constantemente… el viento también se llevó uno de los transformadores y llevará días ponerlo nuevamente en funcionamiento.

Todos disfrutan del espacio, todos lo sienten propio, cada uno desarrolla su actividad y no se molesta, por el contrario disfruta de la música, de las discusiones, de los gritos de los niños, de la naturaleza con sus distintos momentos. ¿Un mundo al revés? No, tal vez sea el mundo al derecho, como debería ser, como es cuando se trata de poner en práctica la fraternidad y eso es lo que han venido a hacer todas estas personas a la Mariápolis.

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