Juntos pudimos experimentar la alegría de pertenecer a la gran familia de los cristianos y el enriquecimiento que significa la diversidad de carismas en la Iglesia. Los habitantes de la Mariápolis participamos de la Eucaristía del domingo celebrada en el Auditorio Vittorio Sabbione, uniéndonos aún más en el compromiso de construir, cada uno a su modo, una sociedad mejor.
Según sus comentarios fueron días intensos de unión con Dios en los que renovaron su elección de ser en el mundo portadores del Amor de Dios por cada uno.