Te doy el control

 

 “¡Creo! tendría que decir todo el que viene a la Mariápolis. Creo en aquello que antes no creía, porque con los ojos del alma he visto al Dios invisible”. Así se expresaba Chiara Lubich en los años setenta sobre la vocación de las Ciudadelas del Movimiento.

Ese “creo” resonó fuertemente también en la Mariápolis Lía en la voz llena de convicción, solemnidad y emoción de Agustín, un joven de Santa María de Catamarca que recibió el sacramento del bautismo este 22 de julio pasado.

A lo largo de estos meses de experiencia de evangelio vivido con los jóvenes,  Agustín encontró la fe, esa fe que crece, que es dinámica que lo lleva a visualizar el horizonte del Reino de Dios y a elegirlo como Ideal de la propia vida. Durante la celebración el óleo de los catecúmenos en su frente, signo de la gracia que recibe para la fuerza y la lucha en el combate de ser cristianos, nos re-compromete a todos a caminar juntos. Cinco los padrinos que lo acompañaron en este paso decisivo que expresan visiblemente la presencia de la comunidad, de la familia, la Iglesia que hoy lo acoge con plenitud y alegría.  Al final de la ceremonia un saludo de Agustín que comparte su poema al Dios de Amor al que dio su sí:

“Ya no quiero luchar, ya no quiero pelear…

bajo todas las armas en las que confiaba,  y te dejo ganar…

me ha vencido tu amor… y tu buen corazón…

He venido a rendirme  a tus pies y decirte… te doy el control…

(…) a decirte por siempre eres Tú mi Señor (…)”

 

 

 

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