campanario

Construir una ciudadela que reflejara el propio pensamiento ha sido a menudo el sueño de quien dio vida a nuevas corrientes filosóficas, ideológicas o espirituales. También lo fue de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares.

En los años ‘50, personas de distintas edades y categorías sociales que adherían al Movimiento que estaba naciendo, se reunían por un breve período para compartir este un nuevo estilo de vida, basado en el mandamiento del amor recíproco propuesto en el Evangelio. Se constituía así, periódicamente, una suerte de pequeña ciudad ideal, donde la ley de sus habitantes era la fraternidad universal, como anticipo concreto de un mundo unido.

Con el tiempo, a partir de estas experiencias temporáneas, surgió el proyecto de situarlas en forma permanente en distintos lugares del mundo, surgiendo así “ciudadelas” que tomaron el nombre de Mariápolis, Ciudad de Maria.

En efecto, en agosto de 1962, en Einsiedeln, Suiza, admirando desde una colina la Abadía benedictina de Einsiedeln – expresión del ideal social de San Benito – , Chiara Lubich había intuido que también la Mariápolis podría encarnarse en forma permanente, como pequeñas poblaciones con todos los elementos de la vida moderna: casas, escuelas, industrias, negocios, etc, que en conjunto expresaran el ideal de una sociedad basada en el amor recíproco.

La primera nació en Loppiano, cerca de Florencia (Italia), en 1964, y cuenta con 800 habitantes de 70 nacionalidades, como un boceto de mundo unido, donde conviven en armonía distintas razas, culturas y pueblos del mundo.

A Loppiano le siguieron otras ciudadelas en todo el mundo, actualmente con distinto grado de desarrollo. Cada una de ellas presenta una característica particular, en sintonía con el contexto social en el cual surge. Al igual que Loppiano, también Montet, en la Suiza francesa, se distingue por la internacionalidad y su aspecto formativo. Ottmaring, en Alemania, tiene una vocación más ecuménica, al igual que la de Welwing Garden City, en Gran Bretaña, mientras la nota ecológia es propia de la ciudadela de Rotselar, en Bélgica. En Europa hay en desarrollo también en Polonia, España, Francia, Irlanda y Portugal. En Tagaytay, Filipinas, se destaca el diálogo interreligioso, mientras que es típica en la de Nueva York, la construcción de la unidad en una sociedad multiétnica, lo mismo que la de Kriizevci, en Crocia.

En Africa la nota caracteristica es la inculturación del Evangelio en Fontem, Camerún, lo mismo que en Kenya y en Costa de Marfil.

En América Latina, además de la de México , se destacan las de Brasil, en San Pablo, Recife y Belen, con inicios también en Chile y Venezuela.

Nuestra Mariápolis Lía, en O’Higgins, (Buenos Aires, Argentina), se inició en enero de 1968, y cuenta hoy con 220 habitantes estables, distribuidos en tres barrios, con sus casas, industrias e infraestructura para actividades sociales y culturales, a disposición de quienes quieren conocer o compartir esta experiencia de acuerdo a sus posibilidades.

Sobre todo ha sido, desde el comienzo, una escuela de formación en la cultura de la unidad, por la que en estos 44 años de vida han pasado, entre otros, más de 4000 jóvenes en su escuela anual y más de 1.000.000 de visitantes.