Domingo 18 de agosto, hora 16.30, se da el puntapié inicial a la XVII Jornada de la Paz. Un grupo de 70 judíos y cristianos se han reunido en la Mariápolis Lia (Argentina) para compartir dos días de convivencia. Los momentos iniciales repasan la experiencia de seis judíos y tres cristianos en Castel Gandolfo, Roma, en la sede del Movimiento de los Focolares, donde se reunieron para un original encuentro de diálogo interreligioso. Los testimonios afirman que se dieron importantes pasos en el entendimiento mutuo y recuerdan con emoción el encuentro que tuvieron con el papa Francisco.
Más tarde, Lidia Erbetta, focolarina teóloga, y la rabina Silvina Chemen proponen estudiar el texto Génesis 4 de la Biblia. Es la famosa historia de Caín y Abel y de aquella fatídica pregunta: ¿Dónde está tu hermano? Erbetta y Chemen proponen una dinámica de “hevruta”, el estudio entre dos iguales en la tradición de las escuelas talmúdicas, para el análisis del pasaje bíblico. Una hevruta que esta vez no es de dos, sino de seis miembros. Estudio grupal, entonces, puesta en común e interesantes reflexiones de las panelistas.
En el día siguiente se repetirá el esquema, esta vez con el rabino Ernesto Yattah y Francisco Canzani, sobre el texto de Marcos 12, 28-33, el pasaje evangélico en donde Jesús recuerda que lo más importante es amar a Dios y al prójimo.
La Jornada se concluirá con la bendición entorno a un olivo traído de Nazaret hace ya 15 años por un amigo judío, Ignacio Salzberg, árbol que se ha vuelto símbolo del diálogo judeo-cristiano en el contexto de la Mariápolis Lia.
¿Cuál es el secreto de la continuidad de las jornadas de la paz?
Acaso habría que buscarlo en este espacio de intercambio sincero, donde el respeto y el cariño mutuos reinan y donde todos se sienten en confianza, seguros de la escucha y la acogida de los demás. Un espacio que se repite año tras año para luego ser recreado en el contexto social donde cada uno actúa cotidianamente.
Fonte: Mariápolis Lia online
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