Signos y símbolos, en la mañana dominical del 3 de abril, aquí en Nueva York. Después de la gran vidriera, enseguida pasando la calle, se erigía el edificio de la Onu, brillante bajo la luz de un hermoso sol, el edificio en el que se encuentran representantes de todos los pueblos de la tierra y tratan de colaborar entre ellos. Un símbolo sugestivo, cuya estructura está actualmente en radical reparación, metáfora no poco significativa dado el momento que atraviesan las Naciones Unidas.
En el Church Center de la Onu, donde las religiones se encuentran, el 3 de abril se reunieron los líderes de las principales religiones del mundo para celebrar juntos los 50 años del compromiso de los focolares en Estados Unidos. La iniciativa fue de ‘Religiones por la Paz’ e hizo los honores de casa el secretario general William Vendley.
Las expresiones no eran ‘de circunstancia’ y el clima inspiraba confianza. Lo revelaba un signo: todos llamaban a la presidente de los Focolares simplemente “María”. Su apellido habría sido desentonado porque cada uno de los presentes había conocido a Chiara y la relación quedó en aquel nivel.
«Chiara es una de las personas que ha ayudado al nacimiento y al desarrollo de Religiones por la paz – inició Vendley – y en los distintos Países la colaboración de los Focolares sostiene las iniciativas». Ha citado William James, filosofo estadounidense, sostenía que si una cosa verdadera, esa hace la diferencia en la vida y en las prioridades de quien la practica. Y dirigiéndose a María: “Y bien, nosotros los miramos y observamos que su modo de vivir la religión hace en ustedes la diferencia respecto a los otros. Notamos la belleza que emerge de su vida cotidiana”
El card. McCarrick, arzobispo emérito de Washington pero más que ‘desarmado’ por la autoridad que tiene, parecía hablase a sí mismo, meditativo: “Pienso en Chiara: abierta, acogedora, siempre vivaz, fuente del espíritu de los Focolares. Siento a Chiara cerca de mí, como es para muchas personas”. De repente, cambió de registro. Se hizo abogado: “No quiero anticipar las decisiones de la Santa Sede, pero diría que es la hora de iniciar la causa de su beatificación”. El espíritu indómito fue más lejos: “Ahora me meto, de verdad, en líos, pero según yo es una doctora de la Iglesia”.
Le seguirá el observador permanente del Vaticano en la Onu, Mons. Chullikatt, que subrayó que “los Focolares están haciendo el diálogo entre las religiones en el respeto de las diferencias” y que “su presencia hace la diferencia en cada parte del planeta, en medio de tantos dramas”. Los escenarios mundiales irrumpieron en la sobria sala. Y así, adquirieron más peso las intervenciones de Dawud Assad, presidente del Consejo de las mezquitas en EEUU, de Norma Levit (World Union for Progressive Judaism) de Yasuko Niwano, hija del presidente de la Rissho Kosei-kai.
«También aquí se pone en evidencia todo lo que ha surgido en cada celebración de este 50º aniversario –hace presente en el saludo conclusivo la presidente de los Focolares-, el ‘gracias’ a Chiara. Constato que el espíritu no muere y que Chiara está presente y viva. Su familia ha crecido también en EEUU y les abraza a todos ustedes. Continuaremos, por tanto, construyendo puentes y lanzando semillas de paz, de fraternidad, de unidad. Lo hemos hecho, queremos hacerlo y lo haremos junto a ustedes».
Del enviado: Paolo Loriga