Abr 15, 2012 | Focolare Worldwide

Hace algunos años, tratando de mostrar una visión de los varios continentes con la riqueza humana de sus pueblos, Chiara Lubich captó de América Latina su acentuada sensibilidad por la socialidad, a tal punto de considerarla una característica peculiar. Durante estos primeros 50 años de presencia de los Focolares en la región, nadie aquí ha olvidado esta visión. Y es ésta la dimensión que surgió con fuerza durante el festivo encuentro de María Voce y de Giancarlo Faletti, respectivamente presidente y copresidente del Movimiento de los focolares, con las comunidades del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay) desarrollado el pasado 14 de abril en Buenos Aires.
En la gran sala-carpa, repleta por unas 3.500 personas, un sin fin de números folklóricos
acompañados de audiovisuales, fue presentando los diversos Países, refiriéndose con frecuencia a situaciones de pobreza, desigualdad, exclusión… verdaderos y justos desafíos que frecuentemente el Movimiento ha tratado de abrazar.
A continuación, María Voce y Giancarlo Faletti establecieron un intenso diálogo con los presentes respondiendo una serie de preguntas. ¿Cómo crecer y dar frutos también en tiempo de crisis? Para María Voce “los momentos de crisis son siempre momentos de crecimiento, aunque uno no se dé cuenta. Las madres saben muy bien que sus hijos en plena adolescencia, cuando viven molestias, se sientes incómodos… igualmente crecen aunque no se den cuenta. Encontré en la Iglesia mucha estima y aprecio… por lo tanto confiemos también en aquello que los otros encuentran en nuestro Movimiento. En el continente de la esperanza debemos esperar porque ésta es una virtud teologal. No debemos perderla porque Dios, que es amor, lleva adelante todo” ¿Y el compromiso en las realidades sociales que nos interpelan? “No se puede vivir sin pasión –respondió Giancarlo Faletti-. Chiara nos enseño a construir fragmentos de sociedad renovada en la humanidad. Debemos llevar adelante lo que Dios nos pone en el corazón sostenidos por los demás, juntos” Y agrega Faletti: “Las dificultades de hoy nos impulsan a reinventar, permaneciendo fieles a nuestra espiritualidad, pero movidos por una fantasía nueva para comprender cómo injertarnos en el hoy de la historia, de la Iglesia y de la humanidad”.
Interpelada sobre el significado de la Nueva Evangelización, María Voce señaló: “El Evangelio debe ser nuestro vestido, ayudarnos a vivirlo para poder anunciar que Cristo está vivo. Y no sólo anunciarlo sino permitir que los demás se encuentren con Cristo presente entre nosotros por el amor recíproco que vivimos”. Las diversidades culturales, sociales, étnicas… ¿cómo evitar las exclusiones? “Dios creó el universo –subrayó María Voce-, con todas estas diversidades. Hay que verlas como las ve El, por lo cual todo esto es, en realidad, riqueza que expresa su ilimitada posibilidad de mostrarse de modo infinito. La riqueza de estos pueblos de América Latina puede ser un don para todo el mundo para que se descubra la belleza y la riqueza de Dios”
¿Cómo vivir en los contextos difíciles donde también la familia se disgrega? “Esta espiritualidad se encarna en la realidad de hoy –responde Faletti–. Cuando el Movimiento se difundió más allá de la Cortina de Hierro estábamos bloqueados, no podíamos desarrollar ninguna actividad, y sin embargo fue un período fecundo. También esta época difícil en América Latina es un momento de gracia. Amemos: la respuesta a los problemas están en Dios y nacen de la abundancia del amor”
“Deben mostrar al mundo la belleza de esta diversidad, de estos pueblos cuyas raíces no están separadas sino entrelazadas”, dirá María Voce al despedirse confirmando lo que en los presentes es ya una alegre convicción.
Alberto Barlocci
Abr 15, 2012 | Focolare Worldwide
La República Oriental de Uruguay –es su nombre oficial- con tres millones y medio de habitantes, es uno de los países más pequeños del continente entre dos gigantes: Argentina y Brasile.
Debe su nombre al río Uruguay – “río de los pájaros pintados”, en lengua guaraní- que demarca su frontera occidental. Es una tierra levemente ondulada, con grandes llanuras, surcada por una infinidad de corrientes de agua y una vasta costa oceánica con playas bellísimas. Un país tranquilo, con una población hospitalaria, que acogió con los brazos abiertos, desde finales del ochocientos, a grandes olas migratorias, de Italia, de España, pero también en menor escala, de Alemania, Francia, Suiza y África. Cada uno se ha sentido en casa, mezclándose armoniosamente con el resto de los habitantes.
Los uruguayos son afables, respetuosos y naturalmente solidarios. Poseen una gran sentido crítico: aman el debate, la lectura, el arte, el fútbol –una auténtica pasión nacional- y están muy apegados a la familia y a los amigos. Tienen una gran tradición democrática.
La capital, Montevideo, fundada en 1726, hoy se presenta como una ciudad a la medida del hombre, allí vive alrededor del 40% de la población. Es aquí que, a finales de los años cincuenta, el Padre Pedro Richards, fundador del Movimiento Familiar Cristiano, invita a Chiara Lubich – a quien había conocido en Roma – a participar en la Asamblea General de su Movimiento. Chiara no tiene posibilidad de ir pero manda en su lugar a Marco Tecilla, el primer focolarino, quien se encontraba en Brasil. Era el 12 de enero de 1959, cuando Marco fue a narrar la historia de los inicios de los Focolares ante un grupo de personas. Entre éstas, un joven estudiante de arquitectura, Guillermo Piñeyro, quien llegará a ser el primer uruguayo miembro del Movimiento de los Focolares.
Marco regresa en abril de ese mismo año junto a Lia Brunet, focolarina del primer grupo de Trento. En 1963 se constituye el primer focolar al que seguirá el segundo en 1967.
Mientras tanto la vida del Movimiento de difunde también en otras ciudades: San José, Canelones, Durazno, Mercedes, Tacuarembó, Salto, Florida, Paysandú, Treinta y Tres.
Hacia finales de los años ’60, en los alrededores de Canelones empieza una experiencia estable de formación de jóvenes. El sueño es empezar una ciudadela, que sería la primera después de la internacional de Loppiano. Un sueño que se realizará más tarde en Argentina, cuando esos jóvenes se trasladan en grupo para reestructurar un ex convento donado por los Padres Capuchinos en medio de la pampa. Es la que hoy conocemos como “Mariápolis Lia”.
En 1968 se realiza la primera Mariápolis en territorio uruguayo. A lo largo de los años, de la vida evangélica de sus miembros nacen: contactos e iniciativas con miembros de otras religiones –sobre todo hebreos, de quienes está presente en la capital una de las más grandes comunidades de Sudamérica-; con cristianos de otras Iglesias –Anglicana, Luterana, Metodista, Armena-; y con personas de convicciones no religiosas. De hecho Uruguay es un país atípico en la región: sólo el 55% de su población se declara católico. Son muchos los agnósticos.
Ciudad Nueva, la edición local de la revista Città Nuova, empieza en 1980. A partir de 1985 se difunde y expresa también la vida del Movimiento en Paraguay. En 1994 empieza la construcción de un centro de formación o “Centro Mariápolis”, llamado por Chiara Lubich “Il Pelícano”. En el 2003, tres diputados de partidos distintos, presentando un libro de Igino Giordani, descubren tener muchos valores en común. Así nace el Movimento Politico por la Unidad (MppU) en el país. En el “Templo de la laicidad” que es el Palacio Legislativo, sede del Parlamento, en octubre de 2008, con una sala repleta, se recuerda con gratitud la figura de Chiara Lubich, pocos meses después de su muerte.
Todavía antes de la creación del ente civil “Comunión para el Desarrollo Social” (CO.DE.SO.) se hacen intervenciones a favor de los sectores menos favorecidos, pero es sólo en el 2000 que, a petición del arzobispo de Montevideo, los Focolares se hacen cargo de Nueva Vida, una obra social en uno de los barrios más peligrosos y pobres de la capital. Gracias al Carisma de la Unidad, además de ampliar los servicios y trabajar “con” la gente del barrio, se favorece el trabajo en cadena con otras asociaciones que prestan servicios en la zona.
Hoy son 9.000 los miembros, adherentes y simpatizantes del Movimiento y numerosos los uruguayos que han conocido la espiritualidad de la unidad.
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Abr 15, 2012 | Focolare Worldwide
Uruguay, tierra de frontera con Brasile y Argentina, es uno de los Países más desarrollados de América Latina, con la más pareja distribución de la riqueza. Sin embargo, también aquí se encuentran zonas de extrema pobreza, como por ejemplo el barrio Borro, barrio de la zona norte de Montevideo, habitado por unas 4.000 familias, casi 26.000 personas. En los itinerarios turísticos internacionales, el barrio Borro está marcado como un barrio que se debe evitar, porque muchos de sus habitantes viven de procedimientos al margen de la legalidad. Nació justo aquí el Centro social Nueva Vida.
Su origen nos lleva al 1992, gracias al trabajo de la Hermana Eva Aguilar, de la congregación Esclavas del Sagrado Corazón, con la ayuda de su comunidad, hasta que en el 2000 se le pidió que realizara otras tareas. El obispo le pidió al Movimiento de los focolares que se ocupara de las necesidades del barrio, y fue así que comenzó a existir Nueva Vida, proyecto de vida nueva nacida del amor hacia los más pobres y excluidos. En el 2001 el obispo confió oficialmente esta obra social que nacía a CODESO (Comunión para el Desarrollo Social) ente civil fundado por miembros del Movimiento.
El objetivo primario de Nueva Vida es el de crear un contexto positivo para favorecer el desarrollo de los niños, de los adolescentes y de sus familias, comenzando por aquellas con mayores dificultades, promoviendo una formación “integral” de la persona. Las actividades se desarrollan en 2 galpones de 300 metros cuadrados cada uno, y están organizadas por franjas de edad: el pre-escolar para los niños hasta 5 años, el Club de Niños (6 – 12 años) y el Centro de Jóvenes ( 13 – 18 años)
Hoy el Centro Nueva Vida es una realidad social sólida en el barrio, con una estructura bien articulada, donde trabajan casi 40 personas y cuyo valor educativo es reconocido también por las autoridades locales. Recibe regularmente casi 250 niños, muchachos y jóvenes, integrados en actividades extra escolares que comprenden entre otras, laboratorios de sicomotricidad para los más pequeños, laboratorios artísticos después de la escuela, cursos de idiomas, actividades recreativas, culturales y ambientales y laboratorios profesionales. El Centro brinda además una comida al día, consultorio pediátrico y un servicio de asistencia legal, gracias también a la contribución económica del Ayuda a Distancia de la Asociación AFN onlus – Acción por Familias Nuevas
Barrio Solidario Natural
Después de algunos años de actividades con niños y muchachos, los responsables de Nueva Vida se dieron cuenta de la necesidad de trabajar también con sus madres. La familia típica del barrio Borro está constituida por una madre joven con 4-5 niños: es la mujer la que tiene la responsabilidad de criar a los hijos y del aporte económico de la familia. La precariedad económica y la fragilidad familiar (el ‘80% de los padres está ausente) producen efectos negativos y una fuerte exclusión social.
Una respuesta es el proyecto Barrio Solidario Natura, que propone el desarrollo del emprendimiento femenino a través de cursos de trabajos en lana (teñido, hilandería, tejido, confección). El proyecto sostenido por AMU comenzó en el 2007. Ha ayudado hasta ahora a una decena de mujeres que aprendieron un oficio y adquirido competencia profesional rara de encontrar en ese contexto.
“El Uruguay – cuenta una responsable de los cursos profesionales – es un País de cultura muy laica, y no es frecuente hablar de aspectos o valores religiosos. Un día nos encontramos para hablar de un rasgo característico del proyecto, es decir de la comunión que tratamos de vivir y de la espiritualidad de la cual se alimenta. Después de haber escuchado, todas compartieron lo que habían comprendido como por ejemplo cómo poner en práctica la reciprocidad del don. Tal vez su situación económica no esté cambiando tan rápidamente, pero seguramente está cambiando el modo de enfrentarla y de vivir en familia”