Lo que más me impresionó fue ver ese muro. Pero la pobreza está fuera  del muro, la riqueza está adentro del muro. Porque la riqueza es el amor, la capacidad de dar, de compartir. Mientras que fuera está el interés, la competencia…” El pasado 25 de marzo se expresaba de este modo  María Voce. Presidente del Movimiento de los Focolares,  que se encuentra en estos días en Brasil ; cuando dejaba la Isla de S. Terezinha, un barrio de Recife. Y el copresidente Giancarlo Faletti dijo: “Hoy hemos estado en la escuela, ustedes fueron nuestros maestros. Fue un don de Dios que nos impulsa a decir: ¡Gracias!”

El muro al que se refiere María Voce fue construido hace algunos años para no “molestar” con la visión de la pobreza del barrio a los clientes del imponente shopping que está construido al otro lado de la calle. Ese muro está allí como símbolo de la segregación social.

Maria Voce es bienvenida por Johnson, uno de los representantes de las comunidades de la Santa Terezinha

Pero, ¿cuáles son los signos de la riqueza de la cual habla María Voce? El nombre de este barrio era “Isla del Infierno” por la grave degradación en que vivía la población. «El mensaje del Evangelio, vivido por personas de los Focolares que desde hace 50 años comparten todo con nosotros y que buscaron junto a nosotros medios de subsistencia para el barrio,  se convirtió en algo que nos liberó adentro – dijo Johnson que fue el guía de la visita al barrio- y se nos abrieron nuevos horizontes, nos convertimos  en “sujetos” de la transformación de nuestro ambiente social»

En 1968 un grupo de personas del Movimiento aceptó la invitación del Arzobispo de Recife, Dom Helder Cámara di tratar de transformar la realidad local. Es así que llegaron a la Isla estudiantes y profesores, abogados y médicos, obreros y amas de casa que deseaban compartir  la vida de los habitantes para encontrar juntos una solución a sus problemas.

Gradualmente se forma una comunidad, con una profunda conciencia civil. Se constituye la asociación de los habitantes de la Isla que se convierten en los protagonistas del propio desarrollo. Con la apertura democrática del País surgen nuevos sistemas de participación para discutir con la Comuna el destino de las finanzas públicas. Las conquistas son muchas: la electrificación del área, la pavimentación de muchas calles, la escuela y el centro de salud, que surgieron en colaboración con los maestros, los médicos y los enfermeros del Movimiento. Todas conquistas que  son asumidas por la Comuna. La lista de las conquistas es larga. Johnson con orgullo repite varias veces: “Hemos conseguido todo con la fuerza del diálogo, con la fuerza de la comunidad, sin vendernos a ningún político”

Última etapa de la visita: el Centro para niños y adolescentes que los recibe en horario extra escolar. De este modo los apartan  de la vida en la calle donde corren el riesgo de ser tomados por la violencia o la droga. Reciben una sólida formación humana y espiritual, con diversas actividades musicales y deportivas. El Centro es gestionado por AACA, asociación sostenida por la solidaridad de muchos; antes que nada por las familias de los Focolares brasileñas y de otros países.   Un canto de los más pequeños recibe a los dos huéspedes. Es una canción que expresa muy bien las riquezas de este pueblo: “Oh Dios mio, se que la vida debería ser mejor y lo será, pero esto no impide que repita: es hermosa, es hermosa, es hermosa!”

“En este lugar se ve cuántos frutos ha producido la semilla del Evangelio” – dijo María Voce dirigiéndose a los trabajadores del Centro, “Partiendo de aquí no sólo los llevamos a ustedes en nuestro corazón, sino que los valoramos como un ejemplo y estímulo para todo el Movimiento en el mundo”

Las etapas del viaje en: Revista Mariápolis – Área reservada

Website: www.focolares.org.br/sitenacional

2 Comments

  • Experiência concreta de construção de fraternidade que renova nossa fé que a vida de fato é «bonita» e fortalece nossas forças na luta diária pela unidades que um dia «será». Obrigada ILHA DE SANTA TEREZINHA!

  • E’ l’ennesima conferma che valeva la pena seguire il carisma dell’unità che sta dando uno splendido contributo alla fraternità universale tanto agognata dall’umanità. Sebbene a migliaia di chilometri mi sento lì a gioire con tutti. E
    mi sembra di vedere il sorriso di Mons. Helder Camara dal cielo a benedire questi eventi.

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