20160313-02La espiritualidad de la unidad nacida de Chiara Lubich tiene una fuerte relevancia para la paz. Resuena con fuerza este mensaje desde el evento de Castel Gandolfo (Roma) el 12 de marzo pasado, donde 1000 personas se reunieron para releer, a la luz de hoy, la herencia de Chiara Lubich en el campo de la construcción de la paz. Estuvieron presentes embajadores y representantes del cuerpo diplomático ante la Santa Sede y ante el Estado italiano de 20 países: de Marruecos, Libia, Benín; de Gabón a Turquía y Taiwán, de Argentina, Venezuela, Cuba, Uruguay y Paraguay, de Estados Unidos y Guatemala, y varias naciones europeas, como Ucrania, Lituania, Albania, Eslovenia, Portugal y Malta.

Pero la actualidad que se impone ante nuestros ojos ofrece imágenes de “una paz violada, a menudo burlada”, hasta llegar a pensar que “vivir en paz ya no le pertenece a las generaciones del Tercer Milenio, dijo María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, en su saludo. ¿Cómo restablecer el hilo roto en las relaciones entre las personas, entre los pueblos, entre los Estados?

MariaVoce_12.3.206“En la sede de la UNESCO Chiara Lubich ofreció un método para educar a la paz”, recordó María Voce. Es la espiritualidad de la unidad, que pone las bases para una cultura del diálogo. Lo demuestran las 4 experiencias contadas a continuación: desde la sencillez del “dado de la paz”, que se ha convertido en la base para el desarrollo de Living Peace, un proyecto en las escuelas del Cairo que hoy ha llegado a 300 escuelas en 110 países, involucrando a más de 100 mil niños y adolescentes; al diálogo entre musulmanes y cristianos en Italia en el marco de las tensiones que atraviesan el continente; hasta la “milagrosa” historia de Fontem, en Camerún, en donde Chiara Lubich preveía el futuro de la unidad entre los pueblos, simbolizado en el pacto estrechado entre los dos jefes de la tribu; y todavía su gran sueño de influir en la sociedad a través de la cultura y el pensamiento, que la llevó a hacer nacer el Instituto Universitario Sophia (Loppiano, Florencia).

GenVerde_12.3.2016Desde el palco del Centro Mariápolis de Castel Gandolfo habló también el Gen Verde: las canciones de su nuevo espectáculo “On the Other Side” – que recientemente presentaron en una gira por Hong Kong y Taiwán – van en esta dirección. Las canciones mencionan el sacrificio de los monjes de Tiberina en Argelia, la canción de cuna para una niña sin nombre que se ahogó durante uno de los tantos viajes de la esperanza, la voz de la verdad de Oscar Romero, el obispo salvadoreño, hoy beato, asesinado por mano criminal, el grito de la selva amazónica que se va empobreciendo. El trabajo del Gen Verde quiere poner bases sólidas a la construcción de la paz, a partir de los miles de jóvenes involucrados en sus talleres. También ellos se han encaminado a ser, allí donde se encuentran, “semillas de un pueblo nuevo, de un mundo más solidario, sobre todo hacia los más pequeños, los más pobres” como dijo Chiara Lubich en la UNESCO, de “un mundo más unido”; sin esconder que el secreto para realizarlo radica en tener el valor de saber padecer, de saber aceptar el esfuerzo y el sufrimiento que esto conlleva. “Si algunas personas aceptaran el sufrimiento por amor, el sufrimiento que el amor exige –como había dicho Chiara-, éste podría convertirse en el arma más potente para donar a la humanidad su más alta dignidad: la de sentirse no tanto un conjunto de pueblos uno al lado del otro, a menudo en disputa entre ellos, sino un solo pueblo”.

 

 

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