Junto a distintas realidades católicas el Movimiento de los Focolares en Alemania organizó un congreso online acerca de la búsqueda de Dios en un mundo en el que parece cada vez más ausente.  Es también un aporte al recorrido sinodal de la Iglesia Católica en Alemania.

“Dios desaparece –y ¿acaso él es necesario? Dios desaparece– y ¿acaso él quiere que sea así?” Éstas eran las preguntas provocadoras que guiaron el programa de un congreso que se realizó online los días 26 y 27 de febrero en Alemania.  En colaboración con la “Herder-Korrespondenz”, revista mensual católica, y con la Academia Católica de la diócesis Dresde-Meissen en la ex-República Democrática Alemana, el Movimiento de los Focolares en Alemania había organizado este congreso para afrontar una de las preguntas más urgentes de muchos cristianos: ¿qué hacemos y cómo nos movemos en un mundo en donde parece que Dios ya no existe?”

Fueron 350 los participantes de Alemania, Austria, Suiza y otros países europeos, dispuestos a profundizar las causas de una cada vez mayor ausencia de Dios en la sociedad y en la vida de las personas hasta llegar –como dijo el obispo anfitrión de Dresde, Heinrich Timmerevers, en su saludo inicial– incluso a la pregunta perturbadora, “¿es acaso la misma Iglesia la que aleja a las personas de Dios por la crisis causada por los abusos?”

Margaret Karram, Presidente de los Focolares, afirmó en un mensaje de saludo que el tema de la ausencia de Dios toca el núcleo de la espiritualidad del Movimiento que se resume en la figura de Jesús, abandonado en la cruz por los hombres y por Dios, como “el momento más arduo y al mismo tiempo más divino de Jesús, como clave para contribuir a la realización de la fraternidad allí donde falta […] y a dirigirse a quienes sufren más por esta oscuridad”

Luego siguieron dos días de reflexión crítica y estimulante sobre todo lo que, a pesar de una creciente tendencia al secularismo, es motivo aún para permanecer firmes en la fe en Dios. Pero incluso se habló sobre nuevas formas de interés –especialmente en los jóvenes– en algo trascendente que pasa por historias auténticas, experiencias de una profunda estética y sobre la curiosidad de profundizar nuevas reflexiones acerca del sentido de la vida. Pero también estaba presente la conciencia de que a menudo las Iglesias ya no consiguen satisfacer las nuevas exigencias religiosas de los hombres y las mujeres de hoy.

Fue muy fuerte, casi un shock, el discurso de la teóloga alemana Julia Knop. Partiendo del debate acerca del abuso de poder y la violencia sexual por parte de clérigos y consagrados, demostró que hasta en los más fieles se siente una erosión de la confianza en la Iglesia. Y la crisis de la Iglesia –remarcó la profesora de teología dogmática– está estrechamente relacionada con la crisis de fe.

El teólogo de la Iglesia Reformada Suiza, Stefan Tobler, afirmó que la ausencia de Dios puede ser también una oportunidad.  Presentando algunos aspectos de la mística de  Madeleine Delbrêl, la Madre Teresa de Calcuta y Chiara Lubich puso en luz que justamente la experiencia de un Dios que desaparece puede llegar a ser el lugar de la revelación de Dios. “Dios se deja encontrar justamente allí donde parece más lejano.  No se trata de llevarlo al mundo, sino de descubrirlo en el mundo”.

Joachim Schwind

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