En estas palabras de san Pablo, la fraternidad es una llamada al bien, a la vida que nace del bautismo y esta consanguinidad en el amor nos permite mirar la existencia del otro como un don precioso para nosotros.

La nota
Estaba en el tercer año del bachillerato científico y tenía un examen importante de física. Empecé a estudiar mucho, segura de que al día siguiente me iban a interrogar (de toda la clase solo faltaba yo para tener la nota al final del cuatrimestre). Poco después viene mi hermanita a pedir ayuda con su estudio. Al principio me resisto, pero inmediatamente después me viene a la mente lo que recomienda san Pablo: alegrarse con los que se gozan, llorar con los que lloran. Entonces comencé a estudiar con mi hermana. Le tomó toda la tarde sentirse lista y luego solo pude abrir mi libro de física. Al día siguiente fui a la escuela con el corazón un poco acelerado, pero convencida de que Dios intervendría de alguna manera. El profesor entra y comienza a interrogar a otros compañeros. Al final de la lección le pregunto por qué no me ha llamado. Mira el registro y me dice: “Pero ya tienes la nota y es una buena nota”. Sabía muy bien que nunca me había interrogado, probablemente la había puesto por alguna participación mía en clase.
(S.T. – Italia)

Cómo afrontar la jornada
Un hombre en silla de ruedas mendigaba en los carritos del supermercado. Al salir me acerqué y, tras intercambiar unas palabras con él, lo invité a elegir lo que necesitaba de mis compras. Feliz, tomó algo e inmediatamente comenzó a comer. Al despedirme, sentí una alegría dentro de mí que luego me ayudó a enfrentar los desafíos de un día que comenzó pesado. De ese simple hecho me di cuenta que hacer un acto de amor concreto es un buen comienzo del día. Empecé a hacer esto, superando muchos hábitos y sorprendiendo no solo a mi esposo, sino sobre todo a los hijos que no toman en cuenta lo que reciben porque creen que le es debido. Una tarde, la noticia de la grave enfermedad de un tío había creado un gran silencio entre toda la familia. Nuestro hijo mayor, que está en la universidad, preguntó qué podíamos hacer por él. Mi hija menor respondió: “Tenemos que hacer como una madre que pone amor en todo lo que hace. Esto nos ayudará a descubrir qué necesita el tío”.
(L.D.F. – Hungría)

Adele
“Bipolaridad” … Nunca imaginé que Adele, mi querida compañera de colegio, tuviera una enfermedad tan seria. Fue su madre quien me lo explicó. Después de un período en el hospital, en ciertos días, cuando su centro parecía inestable, ella misma no entendía lo que le estaba pasando. Los medicamentos tenían que encontrar un efecto equilibrado y llevó tiempo. Pero no cambié mi afecto y estima por ella. Me asombré el día que me pidió que rezara el rosario. Parecía que en la oración su concentración era perfecta. A partir de ese día empezamos a leer libros sobre espiritualidad, o historias que tuvieran un contenido positivo. La impresión fue que mi amiga entendía todo más profundamente que yo. Cuando hablábamos de ciertos temas, veía en ella un altruismo sin límites. Juntas nos unimos a un grupo de voluntarios para los pobres. Adele volvió a la vida, con equilibrio y coraje. Sabía cómo estar cerca de los necesitados más que nadie. La experiencia con ella me puso en evidencia que la verdadera realización de la persona está en la caridad.
(P.A.M – Italia)

Maria Grazia Berretta

(Tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año IX – n. 1° mayo-junio 2023)

 

 

 

 

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