La fiesta de Pentecostés pasó, trayendo una vez más el don de la unidad que se experimenta en los distintos carismas, que se han desarrollado a lo largo de los siglos en las diversas iglesias cristianas. Y precisamente para subrayar el espíritu de Pentecostés que une a los cristianos es que las iglesias del hemisferio sur festejan en este período del año la Semana de Oración por la Unidad. Por ejemplo en Porto Alegre los congresos dieron espacio al arte: una velada musical, titulada “Notas Musicales Ecuménicas” reunió a varios grupos de la ciudad, como público y actores protagonistas. Una abundante correspondencia que duró dos meses permitió que estuvieran todos los que en años anteriores habían participado en iniciativas ecuménicas. Finalmente llegó el día esperado: el 4 de junio de 2014. Alrededor de 300 personas escucharon la presentación de violines, de los niños de las escuelas, al coro de Porto Alegre, con personas de toda la ciudad, que no pertenecen a una iglesia particular, y otras piezas artísticas. El rezo de la oración del Padre Nuestro fue un momento importante, que sello una relación auténtica de hermanos que tratan de dar testimonio de la única fe en Cristo. ¿Cómo vivir este testimonio? Joan Patricia Back (del Centro Uno del Movimiento de los Focolares), en una reflexión durante la Semana de Oración del hemisferio norte (enero 2014), en Módena, Italia, había dicho: «La exhortación a la unidad es contradicha por la situación: desde hace siglos los cristianos están divididos, y las divisiones son la anomalía con la cual se presentan al mundo que no conoce a Cristo, que es el fundamento de la unidad: si basamos nuestra vida en Él, vivimos como Él nos ha enseñado, somos su pueblo, entonces seremos uno. Él nos invita a amarnos como Él nos ha amado, para que por esto la gente nos reconozca como sus discípulos. Y podemos amarnos aunque pertenezcamos a Iglesias diferentes».
Escuchar atentamente, hablar intencionalmente
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