Ali: «Perdí el trabajo y no sabíamos si podríamos comprar un carnero, como lo exige la tradición para la fiesta, ya cercana, de Aid El Kebir (en memoria del sacrificio de Abrahán)
Zohour: «Simultáneamente, recibimos de una familia de la comunidad de los Focolares, de Orano (Argelia), una cantidad de dinero para comprar un lavarropa. La familia que nos daba este dinero vio que me cansaba mucho lavando la ropa a mano, con dos hijos todavía pequeños. Y precisamente una tienda de electrodomésticos de Tangeri ofrecía los lavarropas a buen precio.
Pensando en la fiesta de Aid El Kebir, le propuse a Alí que el dinero que habíamos recibido para comprar el lavarropa, lo usáramos para adquirir el carnero. Pero después reflexionamos que teníamos que respetar el objetivo por el cual habíamos recibido ese dinero. Fuimos al negocio donde vendían el lavarropa a mejor precio y lo compramos. En la caja nos invitaron a asistir a un sorteo que se hacía entre los clientes que habían comprado algo en ese período. Volviendo a casa, estábamos contentos de haber tomado esta decisión juntos. Nos pusimos en las manos de Dios para la compra del animal».
Ali: «Esa misma tarde nos llamaron del negocio para decirnos que habíamos salido sorteados y que ¡el premio era justamente un carnero! Tres días después de la fiesta religiosa, pudimos sacrificarlo con gran alegría, respetando la tradición.
Este hecho significó para nosotros un signo de la inmensidad de Dios. Constatamos su amor, cada vez que nos amamos y estamos unidos en su nombre, dispuestos a dar la vida uno por el otro. Esa misma semana, ¡también encontré un trabajo!».
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