Cada año, en septiembre, en la ciudadela Lía, en Argentina, se realiza la Fiesta de los Jóvenes. Esta vez su lema fue: “Vivamos esta locura”. Se desarrolló presentando un espectáculo en el que, en medio de una fiesta de carnaval, representaba cómo tantas personas, al ponerse una máscara, pierden su identidad y se convierten en parte de una multitud desordenada y sin rostro.
El espectáculo mostró, a través de talleres, teatro, experiencias, música y coreografías, la importancia de la elección de un estilo de vida contracorriente, basado en el amor evangélico.
La jornada fue tan hermosa y apasionante, que contagió a los 120 participantes de Mendoza, ciudad a las faldas de los Andes argentinos, quienes dejaron la ciudadela Lía llevándose en el corazón el deseo de repetir la Fiesta de los Jóvenes en su ciudad.
Sin embargo, para transformar este sueño en realidad se necesitó mucho trabajo. Basta sólo con pensar que había que hacer llegar a Mendoza a los casi 100 jóvenes actores, que dieron vida al show en la Ciudadela Lía, afrontando un viaje de más de 900 kilómetros, y hospedarlos por tres días.
El 10 de noviembre se realizó el primer espectáculo delante de 500 personas, entre las cuales se encontraban alumnos de varios colegios, pero también jóvenes de las periferias de la ciudad. «Vemos muchos problemas en nuestro mundo – son las primeras palabras de los jóvenes actores desde el escenario –, y algunos esperan que los demás busquen soluciones. Nos encontramos aquí 90 jóvenes de 20 países que ya hemos decidido no seguir esperando. Queremos ser los protagonistas de este cambio, y hemos descubierto la receta: trabajar para construir la unidad de la familia humana».
Al día siguiente, la segunda función fue en un Centro de Congresos a 40 km de Mendoza. También en este caso la sala estaba repleta, con los 500 asientos ocupados y otras personas de pie. Algunos chicos llegaron expresamente para el show desde un colegio ubicado a 250 km. de distancia.
Los jóvenes que asistieron al espectáculo se quedaron positivamente sorprendidos viendo a un centenar de coetáneos procedentes de 20 países distintos que, con gran calidad artística, les presentaron una manera de vivir completamente distinta de la que impone la sociedad actual.
En ambas funciones la propuesta de un estilo de vida basado en el amor que se convierte en servicio concreto hacia los demás, tuvo aceptación y todos salieron con el corazón desbordante de alegría.
Pero también para los mismos “actores”, es decir, los chicos que pasan un periodo de su vida en la ciudadela Lía, este viaje fue importante porque demostró que vivir la “locura del amor” es posible si cada uno se propone hacer su parte, sin mirar a lo que fue o a lo que será, sino sólo arraigados en el presente y aprovechándolo bien.
Uno entre los numerosos mensajes recibidos de inmediato por WhatsApp: «¡TODO FUE BELLÍSIMO! Fue vivir realmente el lema de la jornada: “Vivamos esta locura”, porque estos 3 días fueron inolvidables. También mis amigas, que asistieron al programa, ¡quedaron entusiasmadas y emocionadas! Para mí fue especial también poder conocer mejor a los jóvenes que vinieron de la Ciudadela Lía. ¡Sigamos viviendo juntos esta locura!».
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