«Así como en la noche del desierto las estrellas parecen más luminosas, así en el cielo de nuestro camino resplandece con vigor la luz de María, Estrella de la nueva evangelización….Es ella la que nos orienta en el camino». Estas palabras están en profundo acuerdo con las palabras del mensaje dirigido al pueblo de Dios lanzado por el Sínodo, es la experiencia vivida por más de 80 sacerdotes y diáconos provenientes de las distintas regiones de Brasil en la ciudadela de los Focolares que queda en las proximidades de San Pablo, la Mariápolis Ginetta.
María, “transparencia de Dios, modelo de fecundidad pastoral, luz para la misión” fue el centro del congreso promovido por el sector sacerdotal de los Focolares de Brasil para ofrecer la contribución del carisma de la unidad al “sacerdocio mariano”, el estilo de vida presbiterial inaugurado por el Concilio Vaticano II para los tiempos nuevos de la Iglesia.
Meditando la influencia de María sobre el sacerdocio, monseñor Francesco Biasin, obispo de Barra do Pirai-Volta Redonda habló del servicio como «la mayor promoción » para un sacerdote, habló de la fraternidad evangélica como estilo de vida «que crea no relaciones de sumisión, sino de colaboración y corresponsabilidad» Un estilo de vida que tiende a lanzar puentes por doquier, que se debe explicar con experiencias personales: «el pueblo tiene sabiduría. Debemos juntos escuchar el Espíritu y no cerrarnos en nuestro programa»
La teóloga Sandra Ferreira Ribeiro volvió a recordar la nueva impostación mariológica que se dio en el Concilio y delineó algunos rasgos de la historia del Movimiento de los Focolares, «que nació con el Evangelio en la mano, y de él floreció una espiritualidad que aporta elementos originales a la mariología, abriendo paso al diálogo ecuménico». «La gente hoy quiere ver y experimentar a Jesús, tocar el misterio de Dios, sentir su presencia con los sentidos del alma, Jesús que se hace presente en la comunión fraterna hace experimentar al que lo encuentra los frutos del Espíritu: paz, luz, amor, fuerza», afirmó padre Antonio Capelesso, responsable de la escuela permanente para seminaristas y sacerdotes de la Mariápolis, en la rica profundización del estrecho vínculo entre «esta presencia de Jesús en la comunidad y la eclesiología del Vaticano II».
Una experiencia que se hizo tangible en el mismo congreso sacerdotal por la intensa comunión construida entre los sacerdotes con los laicos, una nota dominante que había animado los estudios teológicos, el intercambio de experiencias entre sacerdotes, jóvenes y familias, los momentos artísticos, la recorrida por la ciudadela que muestra concreción en el campo económico, laboral, cultural.
María “toda revestida por la Palabra” apareció como modelo para la vida sacerdotal: los aspectos de su vida profundizados y vividos en el transcurso del congreso prepararon a una mejor comprensión de la visión de la Iglesia delineada por el teólogo Urs von Baltasar y muchas veces recordado por el Papa Wojtyla y Papa Ratzinger: la coesencialidad entre perfil mariano y perfil petrino-institucional de la Iglesia que mostraron con evidencia sus implicancias concretas.
Fuente:
Radio Vaticana – RG del 1.11.2012
Oficina de Imprenta de la Mariápolis Ginetta.
0 comentarios