Movimiento de los Focolares
Un Centro para “generar comunidad”

Un Centro para “generar comunidad”

Maurizio Certini

Jóvenes universitarios, provenientes de todo el mundo. Especialmente a ellos se dedica el Centro La Pira, tratando de responder a los nuevos desafíos que plantea el mundo de la migración. ¿Cómo valorar el sueño que mueve a estos jóvenes a venir a estudiar a Italia? Son chicos y chicas con un “potencial humano” precioso, que pueden llegar a ser “puentes” de buenas relaciones culturales, económicas y políticas, entre los países. Acogerlos y apoyarlos era el sueño del Cardenal Benelli, quien quiso instituir para ellos un Centro diocesano internacional, dedicado al Prof. La Pira, promotor de la paz en el mundo entero, quien fuera por muchos años alcalde de la ciudad de Florencia y de quien recién se concluyó el itinerario canónico de su proceso de beatificación. En 1978, sólo cuatro meses después de su fallecimiento, el Card. Benelli se dirigió a Chiara Lubich para pedirle la disponibilidad de algunas personas del Movimiento para iniciar esta experiencia. Le escribió: «[…]Muchos jóvenes se encuentran solos, en medio de una impresionante necesidad y amarga desorientación. Queremos servirlos, conocerlos, hacer que se sientan acogidos, ponernos de su lado, respetándolos y ayudándolos en todo, establecer con ellos un diálogo a partir de nuestra realidad de seres humanos. Si son musulmanes, los ayudaremos a ser mejores, si son judíos a ser judíos. Queremos ofrecerles un servicio que tonifique el alma y con fineza cristiana lleve al respeto de su dignidad». ¿Cuál es la situación cuarenta años después? Las condiciones de vida de los estudiantes extranjeros, capaces pero con pocos medios, seguramente han mejorado, gracias a la exoneración de impuestos y a los comedores y residencias que se les han puesto disposición. Pero para muchos el proceso formativo sigue siendo una carrera de obstáculos: la lejanía de la casa, la necesidad de mantenerse solos, las dificultades de estudiar en un contexto cultural desconocido, la burocracia, las alarmas del consumismo. Quien conoce las historias de tantos de estos chicos queda impresionado ante su valentía, su ejemplo de fortaleza en las pruebas y de resistencia en las dificultades. Los problemas más serios se manifiestan en el segundo o tercer año, cuando, a pesar de su motivación y buena disposición, no logran conseguir los créditos necesarios para quedarse en las residencias universitarias. Repentinamente ante ellos se abre una vorágine, que puede dar inicio a un proceso deprimente, que termina llevándolos a abandonar los estudios y rompe sus sueños. A lo largo de estos años, ¿cuántos jóvenes han pasado por el Centro? Numerosísimos. Se trata de afrontar con entusiasmo sus tantas necesidades buscando soluciones, dándoles esperanza. Muchos que se sentían desilusionados y desanimados, logran volver a tomar las riendas de su vida, completando su itinerario formativo. La experiencia universitaria en el extranjero representa una singular posibilidad cultural y profesional. Pero se necesita una especial atención para adecuar, con creatividad, el compromiso institucional y asociativo, que debe ser coordinado y tomar en cuenta las diferencias culturales y religiosas, poniendo en el “centro” a los estudiantes, para poder acompañarlos integralmente en su camino. ¿Una asociación sostenida prevalentemente por el voluntariado puede incidir en la sociedad o en la política? Giorgio La Pira hizo suyas las palabras de un gran arquitecto del renacimiento, León Battista Alberti: «¿Qué es la ciudad? Es una gran casa para una gran familia». Hoy el mundo es una ciudad global. Con nuestra acción, miramos a las ciudades del mundo a través de las miradas y de las historias de nuestros numerosos “huéspedes”, abriéndonos a la reciprocidad. En italiano, “huésped” es quien acoge, pero también a quien acogemos. En el Centro tratamos de generar comunidad, conscientes de que nos encontramos en un contexto social cada vez más plural, que tiene necesidad de personas abiertas al diálogo, capaces de recíproca integración. Hoy la necesidad social de la comunidad es muy fuerte; el mundo va de carrera, a menudo alienado, crecen los abusos, la falsedad, la sospecha, el temor. Nuestro pequeño “campo de juegos” todos los días se dilata a nivel ciudadano, nacional, internacional, estamos convencidos de que sólo podemos ganar si se genera la comunidad, queriendo construir la sociedad como un cuerpo civil, poniendo como centro a la persona humana con su dignidad. A cargo de Chiara Favotti

El sueño de Chiarela

«El deseo de ser médico, que había nutrido desde siempre, se hizo todavía más fuerte cuando, años atrás, mi papá y mi hermano tuvieron un grave accidente. El hospital se convirtió en nuestra segunda casa, por una serie de operaciones en las piernas que mi padre tuvo que afrontar. En esos momentos comprendí las dificultades que tienen los pacientes para recibir el tratamiento adecuado, en especial aquellos que no cuentan con recursos económicos suficientes. “Seré médico – me dije- para ofrecer a todos la esperanza de una curación”. Pero mi familia tenía una situación económica precaria. Mi padre, por la discapacidad permanente que le provocó el accidente, ya no podía trabajar. A finalizar la escuela, mi deseo de estudiar medicina se rompió cuando mi mamá me dijo: “No tenemos los medios”. Lloré amargamente, pero después pensé: “Si Jesús lo quiere así, entonces también yo lo quiero”. Siempre hemos estado en contacto con el Focolar, y ellos conocían mi gran deseo. Algunos días después, me llamaron por teléfono para decirme que habían encontrado, a través de las organizaciones AMU y AFN, el modo para apoyarme económicamente. ¡Estaba tan feliz! Era un signo del amor de Dios. Empecé los estudios en la universidad. No todo era fácil. Todos los días tenía que tener una buena dosis de paciencia y perseverancia. En mi clase había estudiantes de religiones y culturas diferentes, y algunos de ellos eran prepotentes conmigo, pues mi carácter es más suave y tolerante. Siempre trataba de ser amiga de todos y de permanecer unida a Jesús, y de Él recibía la fuerza para afrontar cada dificultad. A veces dormía sólo dos horas debido a las toneladas de páginas que tenía que memorizar. No hacía otra cosa que estudiar, y sin embargo a veces me fue mal en algún examen, o me sentía triste por no poder salir con mis amigos. Además me hacía falta mi familia. Pero estaba segura de que Dios tenía un plan sobre mí. Durante la práctica trabajamos en los repartos con los pacientes, cumpliendo turnos de 30 o 36 horas consecutivas, y era realmente fatigoso. Había que hacer muchas cosas al mismo tiempo, asegurarse de que todos los pacientes recibieran el tratamiento y contemporáneamente tenía que estudiar para los exámenes. El encuentro con cada paciente era siempre una ocasión para amar. A pesar de estar cansada y con sueño, trataba de presentarme ante ellos con energía, de escucharlos con una sonrisa y con sentimientos de auténtica compasión. En el hospital los enfermeros tendían a ser bruscos con nosotros los estudiantes y nos daban órdenes. Sin embargo, trataba de acallar mi orgullo y de construir con ellos una relación amistosa. Después de algún tiempo cambiaron su actitud. En mi grupo había una estudiante que era conflictiva, siempre levantaba la voz contra nosotros, que éramos sus compañeros de curso y lo hacía incluso delante de los pacientes. Nadie la soportaba. Pensé: “Si yo no la quiero, ¿quién la va a querer?”. Empecé a comprenderla y también conocí sus dificultades, a quererla. Al principio era difícil, siempre quería algo para sí. Le pedí a Jesús que me diera el valor y la fuerza, para perseverar en esta actitud de comprensión. Al final también ella empezó a comprenderme y nos hicimos amigas. Si hay algo que he aprendido, es que también ante las cosas que no son fáciles, tú puedes llegar a ser más fuerte. Muchas veces he tenido el temor de no lograrlo, pero “recomenzar” ha sido el secreto que aprendí de Chiara Lubich. Ahora soy médico, he realizado mi sueño, y tengo muchas oportunidades para amar a Dios sirviendo a mis pacientes, recordando esa frase del Evangelio que dice “Cualquier cosa que hayas hecho al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hiciste”».

La Cuba que soñamos

La Cuba que soñamos

«El domingo 12 de agosto se concluyó el primer Genfest de Cuba, ¡un sueño custodiado en nuestros corazones, un sueño que habíamos confiado a Dios  y que Él hizo realidad!» escriben los Jóvenes por un Mundo Unido cubanos. La Habana se vió inundada por jóvenes de toda la isla que llegaron para el Genfest, un evento con “muchas primicias”. De hecho –escriben- hasta ahora «nunca habíamos logrado realizar en Cuba una manifestación de estas dimensiones, obteniendo los permisos necesarios de la Oficina del Partido para las relaciones con los organismos religiosos, de quienes recibimos una óptima colaboración. Fue realizado con la ayuda de artistas y profesionales quienes con pasión, dedicación y total entrega ante las enormes dificultades dieron armonía y belleza al contenido propuesto por los jóvenes, después de meses de consultas. El evento inaugural se desarrolló en el centro histórico de la ciudad, donde el Papa Francisco en septiembre de 2015 invitó a los jóvenes cubanos a llevar adelante “la amistad social” con todos y entre todos, “para construir la Cuba que sueñan”. El sábado 11 de agosto los participantes profundizaron el tema “Beyond all borders” (Más allá de las fronteras) a través de 9 talleres, sobre economía social y Economía de Comunión, ecumenismo, relaciones interpersonales, habilidades necesarias para construir la paz, posmodernismo, etc. «En la tarde, en un famoso cine de la ciudad, con alrededor de 600 participantes, se dio testimonio a través del arte y de experiencias de vida que vale la pena vivir por un mundo más unido. Un momento profundo fue la interpretación de una actriz de la figura de Chiara Lubich y de su pensamiento sobre el dolor que genera vida, el secreto para ir “más allá de toda frontera”. «Ha sido la experiencia más bella de mi vida -escribió una joven- en donde la unidad y el amor son la esencia de una forma de vida que construye un mundo más unido. Han logrado despertar mi fe y la esperanza». «Para nosotros que hemos trabajado en su realización durante casi un año -dijo uno de los organizadores- ha sido un largo camino, con no pocas dificultades, dadas las condiciones del país. Pero nunca faltó la ayuda de la ‘Providencia’ que llegó en el momento justo para animarnos y darnos los recursos: desde Corea del Sur, de Colombia, Bulgaria, Italia, México, Puerto Rico, Canadá, Filipinas… ». «Nos lanzamos a hacer cosas que no habíamos hecho nunca: cantar, bailar, presentar desde el palco, contar nuestros testimonios superando la timidez y el respeto humano. Aprendimos a escucharnos más, a no imponer nuestras opiniones, sino a hacer nacer las ideas juntos. Concretamente hemos aprendido a querernos». «El Genfest ha sido una explosión de amor y de unidad que revolucionaron nuestra ciudad», dicen. Y uno de los participantes: «Estamos haciendo historia, no la que queda en los libros, sino en el alma de todos nosotros que pensamos, trabajamos y participamos en el Genfest. Permanecerá en la memoria de esa Habana Vieja, hoy renacida gracias a los Jóvenes por un Mundo Unido». «Ha sido muy bella y fructífera –escriben- la colaboración con otros Movimientos, con la Pastoral Juvenil, con el Consejo de las Iglesias de Cuba». Y concluyen: «El Genfest de Cuba hizo honor a su objetivo, ir “más allá de las fronteras”, superando las graves dificultades durante la preparación por la dimensión que había alcanzado. Una demostración que para Dios nada es imposible. Llevando adelante una revolución de amor en todo el mundo, y tantas personas que no conocían nuestro sueño han sido testigos. «Agradecemos a todos los que han creído en esta locura y que nos han acompañado con su apoyo y recursos en esta aventura, ¡qué profunda alegría saber que somos parte de una familia tan grande!».  

Emergencia en Kerala

Una gran masa de damnificados, a la espera de poder regresar a sus casas, que todavía están sumergidas por las devastadoras inundaciones que tuvieron lugar en Kerala, está refugiada por el momento en 3800 campamentos. Los operativos de socorro y asistencia se están llevando adelante en medio de grandes dificultades, debido al aislamiento de algunas zonas. En ciertos casos, la comida y el agua son lanzados desde los helicópteros, porque las calles y los puentes quedaron destruidos. De la comunidad local de los Focolares escriben: «Estamos regresando de Trichy (a más o menos 300 Km de Kerala), donde tuvo lugar la Mariápolis con las personas de los grupos de la Palabra de vida, esparcidos en un radio de 120 Km. Pero teníamos en nuestro corazón a las personas de Kerala afectadas por las fortísimas lluvias. Todavía estamos en el período de los monzones, el viento caliente provoca estos tifones tropicales. De lo que sabemos las personas del Movimiento están bien. Estaba programado un retiro para los sacerdotes de Trivandrum (en el sur de Kerala), pero lo tuvimos que cancelar porque no es seguro viajar y también porque muchos sacerdotes que habían confirmado su participación se han visto involucrados en la tragedia. Durante el fin de semana, en nuestras comunidades locales se comprometieron a recoger víveres y objetos de primera necesidad para enviar a las zonas afectadas. Contamos con sus oraciones». También el Papa Francisco rezó por las víctimas y para que “no le falte a estos hermanos nuestra solidaridad y la ayuda concreta de la comunidad”. Para quien quiera colaborar, se activaron las siguientes cuentas corrientes:  

Acción por un Mundo Unido OSFL (AMU) Acción para Familias Nuevas OSFL (AFN)
IBAN: IT58 S050 1803 2000 0001 1204 344 del Banco Popolare Etica IBAN: IT55 K033 5901 6001 0000 0001 060 del Banco Prossima
Código SWIFT/BIC: CCRTIT2T Código SWIFT/BIC: BCITITMX
MOTIVO : Emergencia Kerala (India)
Los aportes depositados en ambas cuentas corrientes con este motivo serán administrados en forma conjunta por AMU y AFN. Para estos donativos están previstos beneficios fiscales en muchos países de la Unión Europea y en otros países del mundo, según las distintas normativas locales.
Accidente grave en el hospital de los Focolares en el Congo.

Accidente grave en el hospital de los Focolares en el Congo.

«Pidámosle al Padre que acoja en su Reino de paz a los que perdieron la vida en este grave accidente y encomendemos a su amor a los heridos y a quien ha quedado afectado». Así escribe María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, a las comunidades de la República Democrática del Congo (RDC), tras el grave accidente acaecido el 28 por la mañana en la ciudad de Limate (al norte de Kinshasa). Un silo que contenía toneladas de trigo, de propiedad de la FAB Congo, industria productora de harina, se derrumbó sobre una parte del hospital Moyi mwa Ntongo y sobre una empresa adyacente. Bajo el peso de los escombros perdieron la vida algunas personas, entre las cuales Valentine, miembro de los Focolares, encargada de los servicios de lavandería, mientras las otras víctimas son de los edificios aledaños. «Se constató una competencia de solidaridad para ayudar a encontrar el cuerpo – escribe Aga Kahambu, en nombre de la comunidad de los Focolares – en donde la policía, la Cruz Roja y varios voluntarios trabajaron sin pausa. Algunas de las víctimas son dependientes de la FAB, pero el número de las mismas es aún impreciso. Es un fuerte dolor para todos, pero la unidad y la solidaridad de muchos nos ha sostenido». Según los titulares del local Actualite.cd “el balance es provisorio, porque el accidente sucedió en una “hora pico”, y destaca: “los significativos daños a la estructura, con la destrucción de los sectores de radiología, diagnóstico y otros servicios”. Construido en 2006 y dirigido por el Movimiento de los Focolares, el centro médico Moyi mwa Ntongo está considerado como un polo de excelencia con 55 camas. Surgió para el tratamiento de la ceguera infantil, pero luego englobó otros proyectos, como la lucha contra el HIV y el SIDA. Además es un modelo de acción humanitaria internacional; de hecho para sus funciones médicas y paramédicas se vale de especialistas y personal local, que se formó tanto en el Congo como en Europa. En 2016, a diez años de su fundación, se dotó de un moderno sector de maternidad y neonatología, servicio esencial en un país que tiene un índice de mortalidad infantil y maternal de los más altos del mundo. El sector, que afortunadamente se salvó del derrumbe, fue realizado gracias a la contribución de personas y agencias relacionadas con el Movimiento de los Focolares, como la Fundación Giancarlo Pallavicini y las señoras Albina Gianotti y Vittorina Giussani, financiadores del Centro médico desde sus inicios, y por AMU Luxemburgo y AECOM Congo, junto a otros benefactores.