


De la pampa húmeda, un mensaje de unidad
Nace un sueño, como las otras ciudadelas de los Focolares esparcidas por el mundo. En los años de la década de 1950, en Suiza, tras haber contemplado desde lo alto de una colina la maravillosa abadía benedictina de Einsiedeln, Chiara Lubich tuvo la idea de que un día la espiritualidad de la unidad también expresaría algo similar: «Una pequeña ciudad, con todos los elementos de una ciudad moderna, casas, iglesias, escuelas, negocios, empresas y servicios. Una convivencia de personas de distintas condiciones, unidas por el mandamiento de Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Esas palabras se convirtieron en una realidad primero en Loppiano, Italia, luego en otras 24 pequeñas ciudades, las “ciudadelas” justamente. Entre éstas la “Mariápolis Lía”, en el medio de la “pampa” argentina. Carlos Becaría, uruguayo, actualmente uno de los responsables de la ciudadela, formaba parte del grupo de pioneros. «No había nada aún. Pero había, sí, una inspiración profética. Vittorio Sabbione, uno de los primeros focolarinos, nos dijo: “Estáis aquí porque habéis elegido a Dios. No faltarán las dificultades, entonces tendréis que pensar en Jesús en la cruz. No os ofrezco nada ya hecho, debéis construir todo vosotros”. Y nos quedamos, porque en esa utopía creíamos».
La “Mariápolis Lía”, en la localidad de O’Higgins (Provincia de Buenos Aires), lleva el nombre de Lía Brunet (25 de diciembre de 1917 – 5 de febrero de 2005), una de las compañeras de la primera hora de Chiara Lubich, invitada por ella misma a llevar “en primera persona” el carisma de la unidad a Latinoamérica. Originaria de la ciudad de Trento, como la fundadora de los Focolares, fue definida una “revolucionaria” por la pasión con la que vivió el Evangelio en un continente marcado por fuertes problemas sociales. Ciertamente no imaginaba, mientras daba un fuerte impulso al nacimiento y desarrollo de la ciudadela de O’Higgins, que un día ésta llevaría su nombre. “Lía”, como Loppiano en Italia, recientemente visitada por el Papa, y como las demás ciudadelas del mundo, quiere ser el signo tangible de un sueño que se está realizando, el de una humanidad más fraterna, renovada por el Evangelio.
Hoy alberga a alrededor de 220 habitantes estables, pero recibe cada año cientos de visitantes, especialmente jóvenes, por períodos más o menos largos de formación. Dentro de sus fronteras surge el polo industrial “Solidaridad”, inspirado en el proyecto de la Economía de Comunión. Más de 250 personas han participado a fines del mes de abril de los festejos, que proseguirán durante el año, por el 50° Aniversario de la fundación de la “Mariápolis”, en presencia de autoridades eclesiásticas, representantes de distintos movimientos, iglesias cristianas, fieles judíos y personas de convicciones no religiosas. «Llegamos de noche – recuerda Marta Yofre, una de las primeras chicas que “aterrizaban” adonde estaba surgiendo la ciudadela – .Tuve una sensación de impotencia, pero al mismo tiempo una certeza: María la construiría». Nieves Tapia, fundadora del Centro Latinoamericano de aprendizaje y servicio solidario, estuvo allí viviendo en los años ’80, en la escuela de formación para jóvenes: «Aquí aprendí a amar a mi patria como a la de los demás y a ampliar mi corazón a toda América Latina». Adrián Burset, músico y productor artístico, creció en la Mariópolis Lía. «Sin ser consciente de ello, recibí el regalo de vivir como si fuera normal algo que, en cambio, es revolucionario: el amor al prójimo». Para Arturo Clariá, psicólogo, máster Unesco en Cultura de la Paz, lo que vivió en la ciudadela hace veinte años es «una marca que jamás podré borrar, la demostración de que el amor trasciende la vida».
El obispo de Mercedes–Luján, Mons. Agustín Radrizzani: «Conmueve constatar el significado que ha tenido para nuestra país y para el mundo. Nos une la paz universal y el amor fraterno, iluminado por la gracia de este ideal». Mientras Eduardo Leibobich, de la Organización Judía para el diálogo interconfesional, recuerda las numerosas “Jornadas de la paz” realizadas en la Mariápolis, el pastor metodista Fernando Suárez, del Movimiento ecuménico de los Derechos Humanos, subraya que «la tradición metodista siempre ha trabajado por la unidad, tratando de realizar el mensaje de Chiara». Por último, Horacio Núñez, de la Comisión internacional del Diálogo entre personas de convicciones no religiosas: «Invito a unir las fuerzas, es demasiado bello el ideal de una humanidad libre e igual, hermanada por el respeto y por el amor recíproco». Gustavo Clariá

Signos de unidad y de paz
«En este período, antes de la visita del Santo Padre a Loppiano, estuve en estrecho contacto con cinco monjes budistas thailandeses. Hablo su idioma y en esa ocasión les hice de intérprete». El que habla es Luigi Butori, originario de la ciudad de Lucca, Italia, pero que desde hace casi 30 años vive en el sudeste asiático. «Una experiencia fuerte, profunda y exigente. En la visita al Centro internacional de los religiosos del Movimiento de los Focolares, cerca de Roma, se quedaron impresionados por el servicio concreto de dos “ya no tan jóvenes” religiosos, quienes los atendieron con gran dedicación. Allí los monjes empezaron a percibir una “luz”, una armonía, o – como ellos mismos dijeron – una única “voz” dentro y alrededor de ellos». La permanencia de los monjes continuó con una visita a Roma, con una focolarina como guía, que ante sus ojos «tenía la misma sonrisa de los religiosos con quienes había estado antes». Luego, todo un día en la ciudad de Lucca, junto a la comunidad de los Focolares, unas 80 personas entre 2 y 94 años. «Y una vez más la misma luz en sus rostros». Luego una etapa en Pisa, la ciudad de la “torre inclinada”, con una persona de la comunidad del lugar. La misma sonrisa. «En un momento, uno de los monjes más jóvenes exclamó: “Esta hija de Chiara Lubich también tiene el mismo tipo de sonrisa que hemos visto en Roma, en Rocca di Papa y en Lucca: ¿cómo es posible?”».

Palermo, trabajadores de la unidad
María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares, cerró estos días, ricos de acontecimientos dedicados a la cultura de la unidad y de la fraternidad, un encuentro de familia dedicado a la comunidad de los Focolares desde la capital siciliana, lanzando un desafío: «Que Palermo se convierta en la capital de la cultura de la resurrección. Capital en el sentido de “la cabeza”, de la cual parte esta cultura de la resurrección para invadir al mundo entero». Hace 20 años Chiara Lubich recibió la ciudadanía honoraria de la capital de Sicilia. Desde aquel momento la comunidad ha trabajado en este programa para realizar las palabras pronunciadas por Chiara en aquella oportunidad: «Prometemos que Palermo estará siempre presente en nuestros corazones, a fin de que, por la audacia y el valor de sus ciudadanos, sepa ser modelo para muchas otras ciudades de Italia y del extranjero, como verdadera “ciudad sobre el monte”». Las iniciativas, – dentro del programa de “Palermo Capital de la Cultura 2018”, promovido por la Municipalidad-, cubrieron distintas áreas: el derecho y la legalidad, el diálogo ecuménico, la música y el espectáculo con el Gen Verde, talleres, flashmob y mesas redondas promovidas por los jóvenes. En la sede del parlamento Regional, el “Palazzo dei Normanni”, el sábado 11 de mayo, más de 120 personas asistieron al Congreso “Relacionalidad y derecho. El bien relacional y los bienes comunes”. Después de las intervenciones de algunas personalidades del mundo de la Justicia, jueces, abogados, estudiantes, docentes, los trabajos fueron concluidos por María Voce quien afirmó que el ámbito del Derecho y la Justicia tiene «extrema necesidad de personas que tengan el corazón abierto al gran ideal de la unidad de la familia humana y que en esta tarea deben comprometer todo su ser trabajando concretamente para cuidar cada relación, sin miedo y sin componendas».
Por la tarde, más de 300 jóvenes fueron los protagonistas del programa sobre la “Identidad digital”, promovido por el Instituto Universitario Sophia, y “Somos lo que elegimos. El coraje de arrancar, el coraje de permanecer”. Estuvieron presentes Jesús Morán, copresidente de los Focolares, y el Intendente Leoluca Orlando. Los jóvenes ofrecieron testimonios sobre una elección que frecuentemente los pone en crisis: quedarse en Sicilia o ¿desarrollar su propia vida en otras ciudades o países? Jesús Morán alentó a los jóvenes, que estaban muy atentos, para que encuentren el camino en el “saberse donar”. La elección recae sobre «donde puedo donarme más y donde puedo desarrollar mejor mis talentos […]. Si me voy, no puedo irme para escapar, y si me quedo no puedo quedarme por miedo». El Intendente Orlando subrayó lo difícil que resulta cambiar a una ciudad que desde hace años sufre la sumisión a reglas y comportamientos mafiosos, pero que trata de rescatarse a través de un cambio cultural. Durante la mañana del domingo 13 de mayo, tuvo lugar un momento “de familia”, con la Santa Misa, que se celebró después del encuentro con las familias del barrio del centro histórico “Albergheria/Ballarò”, con momentos artísticos realizados por los niños. Durante la tarde, 500 representantes de casi 20 iglesias cristianas participaron, en el Teatro Golden, en el Congreso “Juntos en la caridad, desde el diálogo a la cooperación”. Las intervenciones estuvieron a cargo del Arzobispo de Palermo, Corrado Lorefice, María Voce y la Directora del Departamento Regional del Ecumenismo, Erina Ferlito. Los testimonios que continuaron, relataron el camino ya emprendido con decisión en varias ciudades de Sicilia: desde la atención a los presos, la atención a los pobres, a los sin techo, a los emigrantes. Posteriormente, “On the other side”, el concierto del Gen Verde, con más de 800 participantes. El día anterior, se presentaron los jóvenes que participaron en los talleres promovidos por la Banda y que participaron posteriormente en el flashmob en una de las calles principales de la ciudad. También ésta fue una experiencia fabulosa, que entusiasmó a los jóvenes y a los adultos, bajo la consigna del mensaje de fraternidad que la Banda internacional lleva a todo el mundo. Discurso de María Voce
Pequeños portadores de esperanza

Nacidos como un regalo
Vive y trabaja en la provincia de Génova, ciudad del Noroeste, en un territorio agradable, entre el mar y los montes circundantes. Trabaja como presidente de uno de los consorcios de la red de empresas sociales, con casi setecientos empleados en el sector de atención social, asistencial y de inserción laboral de personas discapacitadas. Es una referencia nacional de la AIPEC (Asociación Italiana de Empresarios para una Economía de Comunión). A pesar de su comprometido trabajo no perdió nada de su rapidez mental y sencillez. Su testimonio fue escuchado muy atentamente durante un Convenio de la Embajada de Italia en la Santa Sede, el 3 de mayo pasado, que tuvo por título “Chiara Lubich y la Economía de Comunión”: «Tenía el deseo de desempeñar un trabajo que fuera útil para los demás. Apenas me recibí, gané un concurso público como educadora para la integración social de los niños discapacitados. Me sentía útil, pero el trabajo era zafral, con un contrato a término. En esa situación había otras jóvenes que tenían mi mismo deseo de crecer en la profesión social. Una de ellas nos habló de algunas personas que hacía algunos años trabajaban en una cooperativa del territorio y se ocupaban de personas discapacitadas. El encuentro con ellos fue determinante: pusieron a nuestra disposición un espacio, nos dedicaron tiempo y nos ofrecieron su experiencia. Nuestra cooperativa nació así, como un don, por un gesto de gratuidad que recibimos y a continuación lo aplicamos. Comprendimos más adelante que ese gesto fundaba sus raíces en los valores de la Economía de Comunión. Esta experiencia de vida, antes que de trabajo, marcó y caracterizó el estilo de nuestra empresa».

© 2018 Il Sentiero di Arianna

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