«Dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante» (Lc 6, 38).

«No se quejen, hermanos, unos de otros» (St 5, 9).

“El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra” (Jn 8, 7).

«Vayan, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio.» (Mt 9,13)

«A todos los que lo recibieron, les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12).

“El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él” (Jn 14,23)*.

“Si tú lo dices, echaré las redes” (Lc 5,5)

“El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna” (Jn, 4,13-14).

«A cualquiera que me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo; pero a cualquiera que me desconozca delante de los hombres, yo también lo desconoceré delante de mi Padre»

«A quien tenga se le dará y le sobrará; pero a quien no tenga, aun lo que tiene se le quitará » (Mt 13,12).

«Busquen no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece para la vida eterna, el que les da el Hijo del hombre».