El pasado 29 de enero, en Putignano, provincia de Bari, se dedicó el preescolar Spine Rossine a la fundadora del Movimiento de los Focolares. Durante su intervención, Ezio Aceti –especialista en Psicología Evolutiva- presentó a Chiara Lubich educadora, empezando con una metáfora sobre el pelícano.
La voluntad de dedicar a Chiara esta escuela, nace del deseo de inspirar su pedagogía en el valor de la fraternidad y de su convicción de que la eficacia de la didáctica se verifica en la capacidad de transmitir el saber de las distintas disciplinas a los más pequeños. En esto Chiara Lubich fue un gran ejemplo, desmenuzando y haciendo digeribles los valores del Evangelio para todos y sobre todo para los “últimos”.
«Los testigos – afirma Aceti – son grandes maestros, atraen por la coherencia y por esto se han convertido en una inspiración para los jóvenes y los adultos que los han seguido. Chiara Lubich y Madre Teresa de Calcuta son un límpido ejemplo de esto; ellas atraían por el carisma que emanaban. Más allá de sus discursos y de sus palabras, su presencia representaba para muchos un motivo de gran conmoción. Es importante saber que los carismas son para la actualidad, para el presente, y que no se acaban cuando los fundadores de los Movimientos ya no están. Chiara –prosigue Aceti- ha enfocado su experiencia de Dios, en una novedad basada en la unidad. Para comprender los fundamentos de la educación –según el psicólogo- tenemos que eliminar algunos prejuicios».
Aceti recordó a grandes personajes que, como Chiara Lubich, supieron vivir un nuevo estilo educativo. Simón Weil, filósofa francesa, por ejemplo, señalaba a ‘la atención’ como una forma de amar al prójimo que habla. Martin Bubber, filósofo judío, exhortaba a ponerse en el lugar del otro, y luego escuchar las aspiraciones que surgen y finalmente comunicarlas al otro. María Montessori, pedagoga italiana, elaboró un sistema didáctico mediante el cual demostró que es posible enseñar a un niño con discapacidad y es posible enseñar a todos los niños.
El pedagogo polaco, Janusz Korczak acompañó a los niños de su orfanato hasta el momento de la muerte en el campo de exterminio de Trzeblinka. El último elemento pedagógico indicado por Aceti fue el testamento de Chiara Lubich: “Sean una familia… ámense recíprocamente para que todos sean uno”.
Durante la inauguración, llegó el augurio de María Voce, presidente de los Focolares, quien auspició que la dedicación de esta escuela a Chiara, pueda ser un estímulo a seguir su ejemplo para quienquiera que frecuente la escuela.
Fuente: Città Nuova online. http://www.cittanuova.it/c/435459/Scuola_dellInfanzia_intitolata_a_Chiara_Lubich.html
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