El pasado 10 de septiembre la Alcaldía de Grottaferrata (Roma-Italia) otorgó a Chiara Lubich la ciudadanía honoraria póstuma, se trata de un reconocimiento que renueva en forma visible la amistad entre la fundadora del Movimiento de los Focolares y este territorio, que ella quiso tanto, donde surgieron las primeras estructuras del Movimiento. La placa la recibió Magaret Karram, la actual Presidente.

Una “ciudad madre”, un lugar donde “recoger en un único pueblo a personas de las distintas vocaciones”. La de Chiara Lubich es una inspiración que la impulsó a reconocer en los Castillos Romanos y, específicamente, en la ciudad de Grottaferrata (Roma-Italia), el terreno fértil donde había florecido una nueva casa del Movimiento de los Focolares, después del de Trento su ciudad natal, y de Roma.

En Grottaferrata, en 1959, se inauguró una sala de encuentros en la Villa María Assunta, una bellísima casa que fue puesta a disposición del Movimiento de los Focolares por la marquesa Rossignani Pacelli, hermana del Papa Pio XII. Una casa que poco después se convirtió en el corazón de la Obra, de la viva y entusiasta “ciudadela de María”. Chiara Lubich, si bien seguía viviendo en Roma, transcurrió algunos períodos en Grottaferrata en el lapso de tiempo que va de 1956 a 1964.

Son imágenes de una historia conducida por Dios y recordadas por la Presidente del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, con motivo de la ceremonia de entrega de la ciudadanía honoraria póstuma de Grottaferrata a Chiara Lubich, que tuvo lugar el pasado 10 de septiembre. Estaban presentes en el evento: Luciano Andreotti, Alcalde de Grottaferrata, Angelo Viticchiè, ex-alcalde de la ciudad, Sergio Lubich, sobrino de Chiara y Veronica Cimmino, Alcaldesa de Rocca di Papa. Como conclusión se proyectó la película  “Chiara Lubich: el Amor vence todo”. Estaban presentes también el director de cine Giacomo Campiotti, el productor artístico Saverio D'Ercole, el productor de la película Luca Barbareschi y la actriz Valentina Ghelfi.

La cita, que ya estaba programada en el 2004 y que fue postergada debido a la enfermedad y a la muerte de Chiara, tuvo como protagonistas al sentido de comunidad y de fraternidad. Estos valores, radicados en la vida del Movimiento, pueden llegar a ser, como lo recordó el Alcalde de Grottaferrata, el único “instrumento de comunión” también dentro de la vida pública de una ciudad, donde la “búsqueda del bien común” sigue siendo el objetivo principal.

Lo que parecía un arduo camino encuentra su confirmación en la “unidad a través del amor” y en las palabras inéditas que Chiara habría querido donar recibiendo este reconocimiento, y que regresan a nosotros gracias a la voz de Margaret Karram: “Quisiera ofrecer este Arte de Amar a la atención de todos los presentes en especial a los ciudadanos de Grottaferrata para que, si lo desean, puedan ayudarnos a vivirla y difundirla por doquier”.

Es una herencia de la que todos disponemos y de la que cada uno, desde su pequeño espacio, se convierte en custodio, ayer y hoy; una experiencia que, como concluyó la Presidente del Movimiento de los Focolares, “no se limita a los confines de nuestra ciudad, sino que se extiende a través de las relaciones de colaboración fraterna también con otras alcaldías, para hacer crecer y hacer que sea cada vez más luminosa la red de las ciudades por la fraternidad”.

Maria Grazia Berretta

A Chiara Lubich homenaje de la ciudad de Grottaferrata

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