He aquí el gran atractivo
de nuestro tiempo:
penetrar en la más alta contemplación
y permanecer mezclado con todos,
hombre entre los hombres.
Diría aún más: perderse en la muchedumbre
para impregnarla de lo divino,
como se empapa
un trozo de pan en vino.
Diría aún más:
siendo partícipes de los designios de Dios
sobre la humanidad,
trazar en la multitud estelas de luz
y, al mismo tiempo, compartir con el prójimo
la injuria, el hambre, los golpes,
las breves alegrías.
Porque el atractivo
del nuestro, como el de todos los tiempos,
es lo más humano y lo más divino
que se pueda pensar:
Jesús y María:
el Verbo de Dios, hijo de un carpintero;
la Sede de la Sabiduría, ama de casa.
Chiara Lubich, El atractivo de nuestro tiempo. Escritos Espirituales/1,
Ciudad Nueva, Madrid, 1995, p.27.
Istennek hála!
Nagy örömömre szolgált, hogy megtaláltam ezt a csodálatos elmélkedést!
istennek hála!
Merci cette méditation profonde. Toute mon unité
Gracias por tan grande labor.
Dios les siga bendiciendo
Meu dever ser, meu poder ser!