Movimiento de los Focolares

El Evangelio vivido: las obras del amor

Ene 8, 2016

“El amor es la más poderosa fuerza del mundo: desencadena, alrededor de quien lo vive, la pacífica revolución cristiana”. Son palabras de Chiara Lubich que nos empujan, junto con este testimonio, a poner en práctica la palabra de vida del mes.

immigrati-lampedusa-libia«Agotados, pero todavía tenazmente aferrados a la esperanza, la misma que los sostuvo desde el comienzo de su largo y arduo viaje, cincuenta jóvenes africanos llegaron a nuestra ciudad. Después de varios días de travesía en el mar, no fue que encontraron una luz, sino más bien una tricolor, nuestra bandera. Habían escapado de Libia, algunos por los conflictos religiosos entre cristianos y musulmanes fundamentalistas, otros por la miseria de los territorios demasiado devastados. Amontonados en las playas, golpeados, robados, obligados finalmente a tomar el camino del mar, en barcazas donde iban todos hacinados, a merced del mar, sin saber hacia dónde. Muchos no lo lograron. Quien no perdió la vida, todavía nutría una esperanza. Después de un breve período en Lampedusa, isla de corazón generoso, pero demasiado pequeña para alojar un éxodo masivo, fueron destinados hacia diversas Comunas italianas, Entre éstas, la nuestra, Pomigliano d’Arco, en la provincia de Nápoles. El mayor de todos tiene 36 años, el más joven 18. «Nosotros, los jóvenes de la parroquia de San Felice in Pincis, junto con nuestros sacerdotes, corrimos a visitarlos. No nos conocían, sin embargo nos recibieron abriéndonos espacio y escuchando nuestras palabras. No teníamos nada para ofrecerles, más que nuestro amor: aquél encuentro nos cambió la vida. La parroquia, el barrio los adoptaron. Nos pusimos en acción, somos muchos voluntarios de distintas comunidades parroquiales, pero hay muchos otros de otros lugares que se prodigan como pueden. Lo primero que se hizo fue una colecta de ropa. Los muchachos estaban descalzos, sólo con la ropa que tenían puesta. En poco tiempo comenzamos a hacer cursos de italiano, organizamos intercambios culturales abiertos a la ciudadanía, sin olvidar su formación espiritual. «Nos impresionó el hecho de que los que eran católicos tenían un Biblia: les robaron todo, pero salvaron lo que consideraban más querido. Sentíamos que teníamos que aprender mucho de ellos: cuando todo falta, no debe faltar nunca la fe en Dios. La celebración dominical se transformó en una misa trilingüe – además del italiano se agregó el inglés y el francés-, se concluyeron danzas y aplausos, al ritmo de los bonghi. Viéndolos bailar y cantar, no sólo percibimos su alegría, sino que la vivimos juntos, casi como una imagen de la resurrección. Los musulmanes recibieron la visita del Imán. Los jóvenes de la Acción Católica organizaron una vigilia de oración: blancos y negros, católicos y musulmanes, ¡ya una señal tangible de paz entre los pueblos y las religiones! «En el albergue que aloja a los muchachos africanos se escuchan voces, canciones, saludos. Cada vez que nos ven nos agradecen y nos bendicen, “God bless you”, dicen frecuentemente. Un periodista del lugar destacó: “Cualquiera que escucha el relato de lo que han vivido queda inevitablemente transformado. La rectitud, los valores, la sociabilidad, las dramáticas historias personales, destruyen los prejuicios más arraigados y transforman la ‘estéril’ solidaridad hacia los necesitados, en ayuda fraterna y cercanía amorosa”. Palabras que nos hacen ver la fuerza contagiosa del Amor» (Ilaria y Salvatore, Movimiento Parroquial, Pomigliano d’Arco, Italia)   De “Una buena noticia, gente que cree, gente que mueve” Chiara Favotti (ed.) – Città Nuova Ed., Roma.

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