Ante el monumento símbolo de Berlín, la puerta de Branderburgo, se abrió, el jueves 28 de mayo, el primer Kirchentag ecuménico nacional, con una liturgia principal precedida por el arzobispo católico, Card. Georg Sterzinsky, y por el obispo luterano de la ciudad y del Land Brandeburgo, Wolfgang Huber. El evento es histórico. Por el lugar, por las dimensiones, por el empuje ecuménico que la base, casi 200 mil participantes, quiere dar. Presentes las máximas autoridades: desde el Presidente Federal Johannes Rau, al Canciller Gerhard Schroeder, al Alcalde Klaus Wowereit. Muy significativo lo que sucede ya una hora antes de la liturgia. Abriendo el programa el presentador dice: “Finalmente, finalmente, el momento tan deseado …”. No puede proseguir, porque la multitud se levanta en un grito de júbilo, casi una explosión de los deseos de todos, de las espectativas, de las esperanzas, de los dolores pasados… “El tiempo era maduro”, es el pensamiento que pasa por la mente, viendo la gente alrededor y escuchando este grito de alegría. Cuando después empieza la liturgia se intercalan momentos de alegría, de entusiasmo, con un profundísimo recogimiento. Está bien presente la conciencia de que el centro de todo es Cristo mismo. Johannes Rau, Presidente de Alemania, subraya la importancia de tal evento en la tierra donde empezó la reforma: “Lo que ha sucedido aquí en estos días es importante para toda la sociedad, mucho más allá de las Iglesias cristianas”. Fue interrumpido por muchos aplausos el mensaje del Papa, hecho con un lenguaje “evangélico”. “El Kirchentag debe convertirse en un gran signo ecuménico por el hecho de que la comunión en la fe es más fuerte y más importante de lo que todavía nos divide ”. Después anima a levantar juntos la voz en favor de los valores de la familia y de la vida. Seguidamente pasa a los sufrimientos que existen todavía por la falta de unidad entre los cristianos. “Es necesario volver a meditar las bases de nuestra fe. Estoy contento de que el Ökumenischer Kirchentag retome “el año de la Biblia” (iniciativa ecuménica de este año, en Alemania). Los animo a rezar con la Biblia, a leer y a meditar la palabra de Dios y a interpretar nuestra vida a partir del mensaje que Dios nos ha revelado y que ha sido transmitido por la comunidad de los fieles a través de los siglos”. Subraya la necesidad de la conversión como condición para el ecumenismo. “�Dios quiere que seamos uno, para que el mundo crea!”, y anima a proseguir con todos los esfuerzos por el camino ecuménico “con sensibilidad y respeto, con paciencia y valentía, respetando la verdad y con auténtico amor”. Y concluye: “Si se ponen bajo la bendición de Dios, entonces podrán llegar a ser todavía más bendición: los unos para los otros y para el mundo, sobre todo donde sufre o está herido”. Después toma la palabra Gerhard Schröder, Canciller de Alemania: “a pesar de la secularización, partirá una señal de Berlín en estos días: la Iglesia está viva, es vital. Y es atractiva sobre todo para los jóvenes”. La multitud pasa por la Brandenburger Tor. Tantos expresan la esperanza de que esto sea un acto simbólico para hacer caer también ese muro invisible que todavía divide a nuestras Iglesias. La noche siguiente se celebra una grandísima fiesta por las calles del centro de Berlín, organizada por las parroquias y otros grupos, movimientos y asociaciones. Parece que los cristianos han tomado la ciudad. Y se presentan con un estilo moderno, juvenil, atractivo, alegre, abierto… �Precisamente un cristianismo que puede volver a estar de moda! El lema y las 4 áreas de interés El lema elegido para estos días, “Sean una bendición”, es profundizado también en las cuatro “áreas de interés” de la Jornada Ecuménica de las Iglesias: 1. Mostrar la fe – vivir en diálogo 2. Buscar la unidad – encontrarse en la diversidad 3. Respetar la dignidad – custodiar la libertad 4. Vivir en el mundo- actuar con responsabilidad Cada uno de estas “áreas de interés” comprende un gran número de encuentros, oraciones, mesas redondas, conferencias principales e iniciativas varias. Un libreto de 720 páginas ilustra el vasto programa de estos días.
Escuchar la voz del corazón
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