Lonavla es una localidad famosa por su clima agradable, situada en el altiplano del Deccan, a dos horas en coche de Mumbai. Los 60 estudiosos se reunieron allí para sostener el IV Simposio hindú-cristiano, una iniciativa que tuvo lugar la primera vez en el 2002 en Castelgandolfo (Roma), el año siguiente de la visita de Chiara Lubich a la India y de sus encuentros en el ámbito académico y gandhiano en la inmensa nación asiática. Fue absolutamente un estreno. El Movimiento de los focolares ya en aquel momento era activo desde algunas décadas en el campo interreligioso y teológico, pero nunca había enfrentado el aspecto académico y teológico con fieles de distintas religiones y tradiciones. Desde el 2002 se han subseguido varias iniciativas académicas con budistas, judíos y musulmanes; en Roma y en otros lugares del mundo. El descubrimiento y la valorización del ambiente académico en el sector del diálogo entre fieles de distintas creencias, aun cuando no tenga que volverse ni prioritario ni exclusivo, está adquiriendo cada vez más un papel central para un verdadero conocimiento de la espiritualidad, de la ritualidad y de la ética del otro. El titulo del evento – Leer, interpretar y vivir las Escrituras para realizar la paz y la fraternidad universal – ofrece propuestas vitales, las cuales tendrán que ser profundizadas también intelectualmente. Entre los cristianos, además de los representantes del Movimiento de los focolares de la India, participan los miembros de la Escuela Abba – el centro de estudios – y del Centro del Diálogo interreligioso de los Focolares. De parte hindú, un grupo de gandhianos comprometidos en una línea social y práctica, como también profesores de distintas y prestigiosas universidades.
Reconstruir las relaciones
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