«El diálogo puede conducir a una acción benéfica conjunta que de fruto, sostiene el Rey Abadllah II de Jordania. Estas sencillas pero incisivas palabras reflejan la gran estatura humana y espiritual del soberano y de toda la familia hachemita. Él cree sinceramente en el diálogo y no está escatimando esfuerzos para ponerlo en práctica en esta parte del planeta que desde hace décadas enfrenta muchos retos y no olvida mantener alta la bandera de la convivencia pacífica y de la tolerancia.
Recibir al papa Francisco es una demostración concreta del deseo de entretejer buenas relaciones o fortalecerlas; es la actitud típica de personas que quieren decididamente trabajar en conjunto por la concordia y la paz. Y es impresionante ver cómo trabaja este pequeño Estado, con una población mayoritariamente musulmana, para que la más alta personalidad del catolicismo se pueda sentir en su casa. En las rutas de Amman, desde hace días, se ven megaposters con los rostros sonrientes de Francisco y de Abdallah II estrechándose la mano. Al lado un expresivo “maan” que quiere decir “juntos”. El Nuncio Apostólico, Monseñor Giorgio Lingua, hace algunos días nos confirmaba entusiasmado que se nota que la familia real organiza todo con calidez, con el corazón. Podemos subrayar que no hay nada que sea artificial, aunque obviamente el país ganará visibilidad y económicamente, solamente con la promoción del turismo. Pero esto es sinónimo de inteligencia, no de falsedad.
El Papa Francisco no podía hacer otra cosa que comenzar por esta zona, en su peregrinación a Tierra Santa. Así lo hizo Pablo VI en 1964 cuando fue recibido por el Rey Hussein (muy joven en aquella época), por Juan Pablo II en el año 2000 y Benedicto XVI en el 2009; estos últimos fueron recibidos por el Rey Abdallah II.
Es verdad que no son días ‘color de rosa’ para esta región, caracterizada por la inestabilidad. El conflicto en la vecina Siria comporta conmoción, en todos los sentidos, para los países limítrofes. Basta considerar la gran cantidad de prófugos sirios (más de un millón), o los miles de iraquíes que, en los últimos años, han querido encontrar en esta zona un refugio seguro. Pero recibir a todas esta cantidad de gente en un país que se encuentra entre los que más sufren por la escasez de agua, nos da una idea del ánimo generoso de los jordanos. Con más razón, si se considera la falta de trabajo para los nativos; imaginemos la situación con la población incrementada, según lo estimado, por lo menos en un 30% en tan sólo dos años.

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La iglesia local desde hace algunos meses se ocupa de los mínimos particulares del programa del Papa, en la jornada del sábado 24 de mayo. Después de la llegada al aeropuerto, se celebrará la misa en el Estadio de Amman y a continuación la peregrinación del papa Bergoglio a las orillas del rio Jordán, lugar del Bautismo de Jesús. Allí habrá un encuentro con algunas decenas de personas con discapacidad, voluntarios, refugiados. El domingo en la mañana el Papa deja el país para continuar su peregrinación hacia Jerusalén.
En el aeropuerto vimos una señora muy anciana que llegaba de Bagdad, junto con muchos otros cristianos que proceden de los países vecinos. Esta señora nos produjo una gran impresión: tenía dificultades para caminar, una salud no muy vigorosa, motivos suficientes para condicionar un viaje tan comprometedor. En cambio, ella transmitía una fe enorme, como de alguien que siente la importancia de volcar su propia vida, su propio pueblo, el futuro de esta región a los pies del Vicario de Cristo, el único que puede infundir nueva esperanza de mejores días de convivencia pacífica entre todos»
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