Soy médico ginecólogo, madre de 6 hijos. La otra noche, antes de participar en una reunión con otros colegas, mientras acompañaba a casa a uno de mis hijos más pequeños, el niño exclamó: “�mamá, siento nostalgia de ti! �Qué sería de nosotros si tu faltaras?”. Enseguida lo tranquilicé.

Más tarde, mientras parqueaba el automóvil a la entrada de la clínica, tres jóvenes armados me ordenaron que bajara. En el momento pensé que era una broma. Pero un muchacho, apuntándome el revólver al cuello, actuaba en serio: “�Si no baja, le hago estallar todas las venas! Bajé, y mientras uno de ellos tomaba el volante, me di cuenta que realmente me estaban llevando. Las palabras de mi hijo martillaban mi corazón.

Me encontré cara a cara con Dios y con un impulso del corazón le dije: “�Qué importa en la vida? Amarte importa”. Y decidí acoger la voluntad de ese momento, sin importar lo trágica y absurda que era.

Pensé que podían ser mis últimos momentos y que tenía que vivirlos bien, sólo en el amor. Esto me dio una gran paz. Me interesé por ellos como una madre. Querían dinero y cuando supieron que tenía seis niños y que era médico, se callaron un poco. Después: “Señora, no se preocupe, no le va a pasar nada, �pronto volverá a encontrar el automóvil! A un cierto punto, por una divergencia entre ellos, se agredieron, discutiendo agriamente y amenazándose con la pistola. Yo me quedé con la cabeza baja, evitando mirarlos, rezando por ellos, que eran sólo un poco más grandes que mis hijos… Finalmente se detuvieron para dejarme, a pie, en medio del campo. Durante veinte minutos caminé buscando un sendero que me llevara a una calle asfaltada y a un teléfono: llamé a mi esposo para que me viniera a buscar. �La aventura había terminado! Al día siguiente me devolvieron el automóvil: dentro estaba la cartera con los documentos, dinero, cheques, el reproductor… y �ningún rasguño a la carrocería!

T.N. – Brasil

da I Fioretti di Chiara e dei Focolari – San Paolo Editrice

Comments are disabled.