“En este mundo herido por el terrorismo, por guerras y venganzas, el Congreso Mariano nos anuncia el alba de un mundo de esperanza, paz, amor y santidad” una impresión inmediata desde Taiwán. Y un joven austriaco: “Todo ha tenido una frescura increíble. Nada era anticuado. �Ver a María así es la cosa más genial del mundo!” “He descubierto que el Rosario es verdaderamente una oración de paz. �Es un antídoto para la guerra!”, escriben desde Filipinas. Desde Argentina: “Hoy he descubierto a María como la mujer de la paz, la mujer fuerte, la mujer modelo de la humanidad”. Y desde Uganda: “Es maravilloso comprender a María en un modo nuevo. Nos da el empuje para llevar a María a casa y vivir con ella en nuestra sociedad en evolución”.

Estos son algunos de los tantos ecos llegados de los 157 Congresos Marianos que se han desarrollado en el mundo durante el año del Rosario. María ha sido redescubierta especialmente como madre y modelo de vida. Ha iluminado el camino de muchos que ahora desean entrar en su camino.

El momento más alto había sido marcado por el Congreso Mariano Internacional de Castelgandolfo, del que han sido un eco tantos otros Congresos que han tapizado los cinco continentes. Una alabanza a María realmente planetaria que se ha elevado desde cada rincón de la tierra.

En Milán estaban presentes 9000 personas, en Eslovaquia 1900, en Corea 2250, en Filipinas, en Manila 1800, en Malasia 1300, en México 1200, en Argentina, en Buenos Aires 3400, en Paraguay 2000, en El Congo 1500, en Burundi 3000. Sólo para citar algunos encuentros.
Por doquier los Congresos han sido una fuerte experiencia eclesial vivida, muchas veces, con toda la diócesis y preparada en comunión con los otros Movimientos y Asociaciones de la región, �dando así realce al aspecto carismático de la Iglesia, a su dimensión mariana!

Periódicos y canales de televisión han hablado de ello. Obispos, políticos, artistas, representantes de Movimientos eclesiales y de la cultura han ofrecido aportes notables. Otra característica: la presencia, y en diversos casos el testimonio, de hermanos y hermanas de varias Iglesias. También algunos seguidores de otras grandes religiones han dado su aporte con respecto a María.

La revista «Città Nuova», a partir de noviembre 2002, tiene una nueva sección cultural: “Año del rosario”. Salió un nuevo volumen de Chiara Lubich: “María transparencia de Dios”, mientras que otra publicación ha sido dedicada a los niños, un colorido volumen con el título: “Era bellísima…”.

Pero regresemos al 16 de octubre de 2002, en la Plaza San Pedro, cuando Juan Pablo II da a Chiara Lubich una carta suya personal. En ella está escrito: “(…) Quisiera entregar idealmente a todos los Focolarinos la oración del Santo Rosario (…). Ofrezcan su aporte para que estos meses lleguen a ser para toda la comunidad cristiana una ocasión de renovación interior”.

La adhesión de Chiara ha sido inmediata. Como respuesta al deseo del Papa, florecen enseguida ideas y proyectos para concretar a lo largo de este año mariano. Se siente la exigencia de agradecerle con mensajes de varias partes del mundo, por los frutos de vida nueva imprevisibles que de éste han surgido.

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