Irlanda, que se enorgullece de tener una antigua y profunda tradición cristiana, en estas últimas décadas está sufriendo el violento impacto de la descristianización, también debido al estallido económico. El Presidente de la Conferencia Episcopal Irlandesa, Mons. Sean Brady había invitado a Chiara Lubich a hablar a un grupo de obispos sobre la espiritualidad de comunión y sobre su experiencia de evangelización. En el diálogo, los obispos revelaron sus preocupaciones más graves por el difícil momento que está atravesando el País. El problema más serio: las nuevas generaciones. Chiara habla de la exigencia que ellos tienen de modelos, de testimonios. Después el diálogo prosigue sobre la relación con las otras religiones, la política, la colegialidad, la familia.

La búsqueda de la luz, hilo conductor de la antigua historia de Irlanda
El redescubrimiento de las antiquísimas raíces de una historia que se remonta a 5000 años atrás, la evangelización iniciada por San Patricio en el siglo V, la época misionera, la actual crisis que presenta los signos de la búsqueda de esa luz que recorre toda la historia irlandesa, y la acogida de la luz del carisma de la unidad, ya desde hace 30 años: otras tantas etapas, delineadas con expresiones artísticas y musicales, todo en la fiesta de la familia del Movimiento con Chiara, en la Universidad de Dublín donde, alrededor de 1000 personas, llegaron desde Irlanda del Norte y de las otras regiones.

Chiara lanzó a todos a vivir la fraternidad entre católicos y protestantes y en las relaciones con las otras religiones, en especial con el Islam, en ésta que hoy día es también, por primera vez, una tierra de inmigración. En la mañana, fueron fuertes los testimonios de la comunidad irlandesa: una joven que cuenta de su búsqueda de Dios en la turbulencia juvenil; una pareja de Irlanda del Norte, que resiste a la tentación del odio, entre bombas y atentados, para hacer vencer ese amor que lanza puentes entre la comunidad protestante y la católica de Ulster. El arzobispo Diarmuid Martin, coadjutor de Dublín, presente en el encuentro, en la homilía durante la Misa animó a todos a vivir y difundir este carisma de la unidad que –dijo- “refuerza la unidad entre los cristianos y trabaja por un ecumenismo de los corazones, donde el amor está vivo en cada uno y ayuda a comprendernos mejor y a superar las tensiones de las divisiones”.

La inauguración de la ciudadela Lieta, “laboratorio de unidad”
Como conclusión de la visita, asumió un significado especial la inauguración de la incipiente ciudadela del Movimiento: la Mariápolis Lieta, pequeño boceto de un mundo renovado por el Evangelio, en el contexto de la política y de la Iglesia en Irlanda. Estaban presentes sea personalidades civiles que religiosas.

Las raíces espirituales de la difusión del ideal de la unidad en Irlanda
Varias veces, durante este viaje a Irlanda, fueron recordados aquellos que están en la raíz de la difusión del ideal de la unidad en este País: los primeros que lo acogieron y difundieron, Margaret Neylon y su hijo Eddie, el primer gen, clavado a una silla de ruedas. Impresionante el momento en el que se develó la placa con la foto de Lieta, focolarina argentina, durante la inauguración de la ciudadela que lleva su nombre. Por este Ideal, Lieta trabajo durante 30 años en Irlanda: desde el inicio de los años Setenta, hasta el 2002, cuando nos dejó. Vivos en el corazón de todos, Joe McNamara, uno de los primeros focolarinos y el focolarino Stephen Lukong, de Camerún, que partió repentinamente para el Cielo hace pocas semanas. Sus últimos días habían sido marcados por una profunda experiencia espiritual. Sus nombres quedaron marcados en las calles y las plazas de la ciudadela.

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