De la libertad y la igualdad se habla mucho, pero ¿dónde terminó la fraternidad? Es este el interrogante central en la intervención de Chiara Lubich en el palacio de Westminster, sede del Parlamento británico. Estaban presentes también el Ministro de asuntos constitucionales, David Lammy, de origen africana y un miembro protestante del Partido Unionista de Irlanda del Norte.

Es la última etapa del viaje de la fundadora de los Focolares a Gran Bretaña, después de los encuentros con las máximas autoridades anglicanas y católicas y con líderes musulmanes, hindúes y sijs, que han abierto perspectivas nuevas.

“Hoy existe un velo de escepticismo hacia la política y no se sabe cómo ir más allá. Ya ninguno quiere escuchar las campañas electorales… El poder corrompe astutamente… �Cómo hacer para ir adelante manteniendo el poder y el objetivo del bien común?” Son algunos flash del diálogo entre los políticos y Chiara Lubich.

La visión de la política presentada por la fundadora de los Focolares es decididamente innovadora. Se refiere al trinomio de la Revolución Francesa y observa que la libertad y la igualdad, con el tiempo, “se han convertido en principios jurídicos y son aplicados como verdaderas categorías políticas”. Pide el mismo reconocimiento para la fraternidad. Sólo juntos podrán dar origen a una política que responda a las necesidades más urgentes de hoy, incluido el terrorismo. Y se refiere a una de las causas fundamentales: la creciente diferencia entre ricos y pobres. Sólo la fraternidad puede hacer que se muevan los bienes y entre en acción la solidaridad.

¿Utopía? Chiara Lubich cita hechos: son alrededor de 3000 los políticos que han asumido la fraternidad como categoría política en varios Países, desde Europa hasta América Latina. Forman el Movimiento Político por la Unidad al cual ella dio inicio hace unos diez años. Ofrece su testimonio el diputado Giuseppe Gambale, italiano, quien habla de numerosas iniciativas. Citamos sólo una: diputados de varias tendencias iniciaron “un grupo de trabajo transversal sobre la reforma de la cooperación internacional bloqueada desde hacía años en la Comisión del Ministerio de Relaciones Exteriores, descubriendo –dice- varios puntos de convergencia entre las propuestas de ley ya presentadas. Una forma concreta para contribuir a afrontar los grandes desequilibrios económicos y sociales entre el norte y el sur del mundo”.

En el marco de una política cada vez más conflictiva, la fraternidad significa cambiar totalmente de actitud hacia los adversarios políticos, dijo Chiara Lubich. “Se toma conciencia de que toda ideología política puede ser la respuesta a una necesidad social y por lo tanto es necesaria para el bien común. La crítica puede ser constructiva hasta llegar a poner en práctica la aparente paradoja de amar el partido del otro como el propio, porque el bien del País tiene necesidad del trabajo de todos”. “Es ésta la verdadera política de la que cada País tiene necesidad –agregó-. De hecho el poder otorga la fuerza, pero es el amor el que da la autoridad”. Ha sido un encuentro que tendrá una continuidad. Se prevé en Londres el inicio de esos encuentros periódicos que ya tienen lugar en otros Países.

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