Nunca como en estos últimos años se advierte la fragilidad y la incapacidad de sostenerse del actual sistema económico: desde la quiebra financiera de grandes empresas a la crisis energética, todo dice que la economía, así como la hemos concebido en los últimos dos siglos está gravemente enferma. Al mismo tiempo, nunca como en estos años la sociedad civil expresa un florecimiento de nuevas formas de economía social: comercio equitativo, ética financiera, consumo crítico. Un fenómeno que hace entrever la posibilidad de una economía y de y de un desarrollo sostenibles.

En este contexto se sitúa la Economía de comunión: El congreso internacional que tuvo lugar en Castelgandolfo del 10 al 12 de septiembre, presentó un balance sobre los resultados alcanzados después de más de una década de experimentación a escala internacional, y la perspectiva de nuevos horizontes.

El congreso presentó las experiencias más significativas sobre las ganancias compartidas por las empresas con los pobres; las tesis de graduación, 130, presentadas en Universidades de varios Países; los polígonos empresariales surgidos en América Latina y el naciente en Italia. De hecho, estas son algunas de las realizaciones del proyecto de la Economía de Comunión, lanzado por Chiara Lubich en Brasil en 1991, para responder al grave desequilibrio entre ricos y pobres. Uno de los temas más importantes ha sido: “Pobreza y desarrollo en la perspectiva de la comunión”. La misma fundadora de los Focolares presentó el tema central: “Nuevos horizontes de la Economía de Comunión”.

Otra novedad característica del Congreso ha sido el diálogo entre las distintas formas de economía social actual en otros universos culturales. Se presentaron experiencias de microcrédito inspiradas en la economía gandhiana, otras experiencias innovadoras en el campo económico, originadas en la cultura hindú y jainista. Se propusieron estilos de vida caracterizados por la sobriedad, entre los cuales la experiencia holandesa de la “Economy of enough”. Intervinieron en este diálogo expertos en economía social a nivel internacional, como Michael Noughton y Stefano Zamagni, y otros expertos y empresarios de varios continentes y de distintas disciplinas.

“Non sólo economía: para un humanismo de comunión”, fue el título de la última sesión del Congreso que injertó las realizaciones de este proyecto en el cuadro más amplio de un humanismo de comunión al que dan su aporte expertos en otros ámbitos como la ecología, la política y la urbanística.

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