Una pobreza para erradicar y una pobreza para elegir
Existe una “pobreza que se sufre” que se debe erradicar. Es la miseria injusta e inhumana. Pero “existe otra pobreza, libremente elegida, que constituye la primera condición para vencer la miseria”. Es ésta la visión de pobreza y riqueza madurada a partir de la experiencia de la Economía de Comunión en acto desde hace ya 13 años en los 5 continentes, profundizada por el Prof. Luigino Bruni, docente de Economía Política y uno de los responsables del Movimiento para una Economía de Comunión. “Todo lo que soy y lo que tengo me lo han regalado y por lo tanto debe ser donado a su vez” –agregó el Prof Bruni. De allí parte la elección del compartir los “bienes que de este modo se transforman en puentes”.

La EdC es una experiencia de gran actualidad
Lo afirmó Chiara Lubich, porque puede “suscitar una corriente inversa al terrorismo”, contribuyendo, “con tantas otras fuerzas positivas” a esa fraternidad que hace posible la comunión de los bienes, la derrota de las desigualdades sociales. De hecho –prosiguió- “una de las causas más profundas del terrorismo está en el terrible desequilibrio existente entre Países ricos y Países pobres” que “genera hostilidad y venganza”.

La primera idea de la Economía de Comunión: sanar el contraste entre ricos y pobres
En su intervención en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, ante más de 700 economistas, investigadores, empresarios, trabajadores, estudiantes, accionistas de 30 Países, de India a los Estados Unidos, a Europa del Este y del Oeste, la fundadora de los Focolares, recordó la primera idea de la Economía de Comunión, nacida en 1991, con ocasión de un viaje a Brasil, precisamente sobrevolando la ciudad de San Pablo, “impresionada por el contraste entre la selva de rascacielos y la miseria de las favelas que la rodean”. A partir de allí nace el reto lanzado a las empresas: producir utilidades en beneficio de los más necesitados. Destinarlos, en parte para la formación de hombres nuevos, aptos para esta nueva economía, y en parte para el incremento de la misma empresa.

El balance de 13 años de EdC
Poco antes se había presentado, mediante varias voces, el balance de estos 13 años: las empresas y las actividades productivas administradas según este proyecto son 800 en todos los continentes, 470 en Europa, 270 en la Américas.

Un Movimiento económico
Chiara Lubich alentó el desarrollo de un verdadero movimiento económico que pueda expresarse también en términos culturales y científicos. En estos años los seminarios académicos, las publicaciones, las tesis de graduación (166 en el mundo) “ya existe –dijo- un inicio prometedor”.

Como subrayó el prof. Bruni, “sin una cultura nueva no se hace una economía nueva”: “en la EdC –dijo- entrevemos la posibilidad concreta de un nuevo humanismo; divisamos el camino para un nuevo orden económico más justo y solidario”.

Una nueva visión del trabajo
En esta visión también el trabajo asume otra dimensión. Reflejándose en el Evangelio, Chiara Lubich ha delineado casi un decálogo: “hacer de cada hora una obra de arte de precisión, de armonía”. “Aprovechar los propios talentos y perfeccionarse”. Trabajar “no sólo por la ganancia”, sino para “transformar en amor cada cosa que sale de nuestras manos”: “los destinatarios son los hermanos”. Jesús mismo considera hecho a sí lo que les hacemos a ellos. “El peso del trabajo, las dificultades de relación, las contradicciones son la típica penitencia que no le puede faltar al cristiano”. En el primer lugar entre el patrono y los trabajadores, debe estar “ese amor recíproco que atrae la presencia de Jesús en la colectividad”, y se convierte en luz para “encontrar juntos nuevas formas de organización del trabajo, de participación, de administración”. Las “empresas se convertirán así en la morada de Dios entre los hombres, verdaderas antecámaras del Paraíso”. El prolongado aplauso expresaba la adhesión a esta altísima propuesta.

Las experiencias de varios Países, que siguieron en la tarde, presentaron ese rostro nuevo de la empresa.

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