La Iglesia ortodoxa tiene mil años de historia en la provincia oriental de Finlandia, Carelia. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Finlandia ha perdido en la región casi todas las tierras tradicionalmente ortodoxas. La mayor parte de los 80 mil ortodoxos son refugiados.
Muchos movimientos de la juventud ortodoxa tuvieron un inicio espontáneo y milagroso durante la guerra y en la inmediata post-guerra.
El aporte del Movimiento de la juventud ortodoxa de Finlandia ha sido determinante para la sobrevivencia de esta Iglesia, ha jugado un papel clave ayudando a reunir a las personas para la divina liturgia, mediante grupos de estudio y campamentos, y en la formación de comunidades eucarísticas que –en algunos casos- se han convertido en nuevas parroquias en todo el país.
La iglesia se ha convertido en el centro de la vida y del servicio del Movimiento de la juventud. La renovación evangélica de la vida de la iglesia inicia de diversos modos a partir del Movimiento de la juventud ortodoxa. La alegría y el entusiasmo por la liturgia se expresan en lo que se ha definido como: “santificar el tiempo”.
Esta renovación litúrgica ha sido acompañada por un interés por los escritos ascéticos de los Padres y las Madres del desierto. Ha sido una invitación a una espiritualidad de amor del bien y de la belleza. Ha sido también un descubrimiento de la universalidad de la fe cristiana ortodoxa. La pequeña minoría ortodoxa de Finlandia no está sola en el mundo.
A través de los contactos dentro de Syndesmos, que es la Fraternidad mundial de los 126 Movimientos de la juventud ortodoxa, hemos redescubierto nuestra fraternidad en Cristo. Una identidad reforzada de este modo nos ha permitido también a nosotros, que éramos una minoría, involucrarnos ecuménicamente; y hemos entendido que lo que es un reto para una Iglesia lo es también para las demás, y lo que es una bendición para una Iglesia lo es también para las demás.
(Heikki Huttunen – Outi Vasko)
Extraído de Juntos por Europa – La gran cita de Stuttgart entre Movimientos y Comunidades de varias Iglesias cristianas – suplemento de Città Nuova N. 10/2004