El Alto, símbolo de la rebelión

El Alto, el altiplano de la capital boliviana, La Paz, simboliza la rebelión, el conflicto, la exasperación del pueblo boliviano. La difícil situación social en Bolivia, injertada entre la cadena de Los Andes y las grandes llanuras de América del Sur, alimenta un estado de conflicto continuo que ha desembocado en manifestaciones y huelgas, no última la de estos días, siempre en El Alto, para pedir que se agilice la erogación del agua potable. De hecho, son más de 40.000 las familias de la zona, que no tienen acceso actualmente.

Qué hacer ante esta situación tan dramática

Entre las numerosas iniciativas que han florecido en el País, nace la operación “De El Alto a lo Alto”, promovida por el Movimiento de los Focolares para llevar la realidad social conflictiva a un plano más elevado, con el aporte de la dimensión espiritual. Así se da vida a una “escuela de formación a la responsabilidad civil”, preludio para acciones concretas, si bien humildes, en las que la solidaridad y la fraternidad puedan impregnar cada vez más las relaciones sociales. Inicia una mesa de diálogo para profundizar, también con la ayuda de expertos, temáticas importantes, como el documento elaborado por la Conferencia Episcopal boliviana, que hace un profundo análisis de la realidad social, junto a la propuesta de una nueva ley que regule la explotación de los recursos naturales, esenciales para el desarrollo económico del país.

Los conflictos sociales

De hecho Bolivia, a pesar de ser rica de recursos como el gas natural y los yacimientos de petróleo, está, desde hace siglos, presa por una pobreza endémica. Entre las causas está la injusta repartición de la riqueza: por una parte hay una pequeña minoría que tiene el poder económico y político, por otra la mayoría de la población que se tiene que contentar con las “migajas” y ve cerrada toda esperanza de mejoría. El otoño pasado estallaron, prolongándose por más de un mes, una serie de choques entre la población y el ejército, que empezaron en El Alto y se extendieron por todo el país, y dejaron más de 70 muertos.

La fraternidad, respuesta a los problemas sociales

La Espiritualidad de la Unidad de los Focolares empieza a difundirse en Bolivia ya en los años ’70, a través de algunos sacerdotes y religiosos. Nacen los primeros centros, en La Paz y después en Cochabamba, y a partir de allí el Movimiento se difunde también en Santa Cruz, Oruru y Sucre. El deseo de todos es por lo tanto, también hoy, dar un testimonio vivo de cómo la fraternidad puede ser una respuesta a los problemas sociales.

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