Igino Giordani, escritor y periodista, político, casado y padre de cuatro hijos, ha sido también primer animador y responsable de Familias Nuevas y es considerado co-fundador del Movimiento de los Focolares. Desde el año pasado está en curso su causa de beatificación. Para examinar sus escritos – más de cien libros y cuatromil artículos – han sido instituidas recientemente dos comisiones: una histórica y una teológica.

Queremos recordarlo hoy, a veinticinco años del final de su vida terrena, con un pensamiento suyo sobre el amor conyugal, recitado durante la transmisión en directo de la Rai del Familyfest 2005, el 16 de abril pasado.

La fuente del amor – de Igino Giordani

«El hombre y la mujer, después de casados, ya no son dos sino una sola carne. Separarse después de semejante unión quiere decir suicidarse, desangrándose. Significa la muerte.

Para que la unión conyugal se mantenga, no existe otra corriente cohesiva que el amor: pero un amor que viene del amor de Dios, que es superior a las vicisitudes de la naturaleza y a los estados de ánimo de los hombres.

Si miro mi vida puedo decir que el matrimonio tiene éxito en la medida en que se vive este amor. Su valor reside ante todo en esto, y no en las cuentas bancarias, en el bienestar, en el éxito, y ni siquiera en poseer un aspecto físico inmejorable y agradable. Cuando, apagada la atracción física que se había confundido con el amor, desaparece el espíritu que lo vivifica, el matrimonio se transforma en la tumba del amor.

Amarse cada día más, no hacer caso de los defectos, no hacer caso de los desaires, perdonar siempre, volver a amarse siempre… Entonces la vida se vuelve gozo Mientras que la indiferencia, el egoísmo, �para qué sirven? Sirven para crear el infierno en la tierra.

Dos esposos que pierden el tiempo en no amarse son dos criaturas que pierden el tiempo en morir.

En cambio si se aman, Dios pasa entre ellos.
Por eso su casa se transforma en una casa de felicidad, incluso entre las pruebas más duras.

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