Para el 16 de enero de 2006, los fondos recibidos para la emergencia del Sureste asiático a través de las ONG AMU (Organización No gubernamental de desarrollo, que se inspira en la Espiritualidad de la Unidad), llegaba a alrededor de un millón de Euros.  Han sido destinados en su mayoría a proyectos en Indonesia, en Sri Lanka, en Tailandia y en India.

Los fondos que restan serán asignados a nuevos proyectos que se están evaluando o a los mismos proyectos en curso, sobre la base de su estado de desarrollo y de las necesidades.

El origen de estos fondos, recogidos en todo el mundo, provienen a menudo de lo poco de muchos: de los niños de Kenya, de Colombia, de Rusia y de tantos otros países donde el dar solamente un euro es ya un gran acto de generosidad.

Referimos ahora los apuntes del viaje de Stefano Comazzi, representante de la AMU, a un año de la catástrofe ambiental que ha afectado el Sureste asiático:

Estuve de viaje para visitar las diversas actividades desarrolladas por nuestros voluntarios y colaboradores en la región, y he compartido una parte del recorrido con el grupo de jóvenes europeos del Movimiento de los Focolares, que ya precedentemente habían estado en las poblaciones ayudadas por los proyectos AMU en Indonesia.

Primero habían estado en la isla de Nias, en el Sur de Sumatra, donde han efectuado un campo de trabajo, colaborando con la reconstrucción de una aldea y animando muchas iniciativas para los niños.  Seguidamente fueron a la provincia de Aceh, la más afectada por el maremoto del 26 de diciembre de 2004, en la extremidad septentrional de la Isla de Sumatra.

La llegada a Banda Aceh, y a la aldea cercana de Lampuuk, donde también los jóvenes indonesios del Movimiento han transcurrido muchas semanas conviviendo con la población local, ha sido verdaderamente impresionante.  Después de tantos meses del maremoto han cambiado muchas cosas, pero permanecen algunos signos como recuerdo de la fuerza extraordinaria de la naturaleza y de este evento, como un enorme barco transportado por el mar a diversos kilómetros de la costa y que se destruyó en una urbanización de la ciudad.  Barriadas enteras de Banda Aceh, totalmente desaparecidas, se han convertido en terrenos pantanosos, así como muchas aldeas cercanas, como Lampuuk.

Entre la población enteramente musulmana, nuestros jóvenes colaboradores se han ganado la estima y la amistad que se expresa con tantos pequeños gestos y atenciones; la casa que les han ofrecido gratuitamente durante estos meses, y donde muchos de nosotros nos hemos alojado, es un elocuente ejemplo.  En Lampuuk con los fondos de la AMU se ha dado inicio a la construcción de embarcaciones para los pescadores.

En Medan, la más extensa ciudad de la isla y una de las principales de Indonesia, he podido conocer a muchos de los jóvenes que a lo largo de los meses pasados han colaborado con el proyecto que sostiene la AMU. Se trata de muchachos y muchachas pertenecientes al Movimiento de los Focolares; son cristianos, budistas y musulmanes, y esto es ya un testimonio fuerte.

Además no todos son indonesios, como por ejemplo está J. P. W., estudiante malayo, quien ha suspendido por algunos meses sus estudios universitarios para poderse dedicar a tiempo completo a las actividades del proyecto.  También otros jóvenes se han comprometido a tiempo completo, ya sea en la administración de las actividades logísticas y de organización, como con estadías prolongadas en las provincias de Aceh y Nias.

Pasada la frontera entre la provincia de Medan y la de Aceh, hemos encontrado algunas comunidades de pescadores que viven en la parte meridional de la provincia, son “amigos” de nuestros voluntarios, y a nuestra llegada nos han acogido con calor y con una amistad extraordinaria, incluso con una pancarta de bienvenida de su recién nacida asociación llamada “SILATURRAHMI” (“todos son bienvenidos”).

Los jóvenes indonesios que nos acompañan ya los habían conocido durante los viajes precedentes, habían compartido con ellos los pocos bienes materiales que habían llevado con ellos, pero sobre todo habían escuchado las historias de cada uno, el sufrimiento y la desorientación de los sobrevivientes.  Gracias a las ayudas recogidas, después tuvieron la posibilidad de regresar y organizar, junto con los habitantes de las aldeas, acciones de reconstrucción y resurgimiento.

En Blang Nibong y en Padan Kasab, siempre en la provincia de Aceh, hemos constatado directamente cuántas barcas ya se habían construido y cuántas estaban en construcción.  En Blang Nibong nos esperaban para la entrega oficial de las primeras 10 ya completas y asignadas según los criterios de composición del núcleo familiar (las familias numerosas han recibido una barca, mientras que los grupos más pequeños compartirán la misma barca), y de los daños sufridos.  Los jóvenes que nos han acompañado también han participado en el lanzamiento al agua de una de las embarcaciones ya listas, y todos hemos hecho el paseo inaugural en el cálido mar de Malacca.

Este viaje ha sido realmente constructivo y nos ha confirmado como es importante trabajar “con” las personas, desde la base, dando prioridad a la escucha y a un compartir que se vuelve reciprocidad.

(de la Revista AMU NOTICIAS n. 4/2005)

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