Con una consigna comprometedora, proyectada hacia el futuro, al 2009, se concluyó la gran manifestación de Budapest. «Ahora el reto pasa a cada uno de nosotros: ¡nuestros países, nuestras ciudades nos esperan!». Valeria Ronchetti y Giuseppe Di Giacomo, entre los más estrechos colaboradores de Chiara Lubich anuncian: «Chiara Lubich ha tenido una idea -prosiguen-: ¿por qué no conectar, un día preciso en el 2009, todas nuestras ciudades en una red que muestre tantos fragmentos de fraternidad realizada?». La manifestación ya tiene un título: «Muchas ciudades hacia un mundo unido». Una propuesta acogida con gran entusiasmo.

Se abre por lo tanto un nuevo escenario, después de haber mostrado en el curso de la manifestación de Budapest, cuál puede ser el impacto innovador de la fraternidad en el mundo económico (presentado en la mañana) y los intentos de respuesta a los desafíos presentados por la comunicación, a la difundida llaga de la ilegalidad y la corrupción, a la crisis de la política (en la segunda parte de la jornada).

La fraternidad, como antídoto a la difundida praxis de la ilegalidad y la corrupción ha sido el argumento central de la mesa redonda dedicada al Derecho. Simone Borg, docente de Derecho Internacional en la Universidad de Lovanio, en Bélgica, habló de la justicia no sólo represión. El sentido de la fraternidad -dijo- exige hacerse cargo de las situaciones de sufrimiento social, moverse para eliminar las causas, no callar ante las injusticias.

Caminos no fáciles, pero transitables. Como lo demostró Marisa Gentiletti, argentina, graduada, madre de dos hijos, quien vio desaparecer a su sobrinito de 8 años. En un país donde existe un vacío legal que no garantiza la intervención inmediata de la policía, Marisa puso en movimiento una vasta campaña de concientización e iniciativas concretas en defensa de los menores que ha impactado a la opinión pública, las instituciones y la policía.

Comunicación. Fraternidad, en este campo crucial, significa un modelo de comunicación que tiene como objetivo el mundo unido. La premisa es el valor de la dignidad humana, el método el diálogo, la norma el amor, que puede transformar radicalmente la comunicación. Estos son sólo algunas de las líneas trazadas por Manuel Bru, docente en la Universidad San Pablo – CEU de Madrid, España. Entre las aplicaciones en el campo: Geert Vanoverschelde, belga, entre los responsables de una importante empresa de producción televisiva, demostró como es posible conjugar calidad, programas positivos y éxito con la audiencia.

La fraternidad abre un nuevo horizonte también al mundo de la política. Es ésta la experiencia del Movimiento Político por la Unidad (Mppu), presente hoy en 15 países, definido como «un laboratorio internacional de trabajo político común, entre ciudadanos, funcionarios públicos, estudiosos, políticos comprometidos en varios niveles, de inspiraciones y partidos diversos, que ponen la fraternidad como base de sus vidas». Lucía Fronza Crepaz, ex – diputada en el Parlamento italiano y Presidente del MPPU ilustró sus finalidades y concreciones. Entre los varios testimonios, tuvo particular relieve el de Cesar Romero, asesor de programas de desarrollo para los campesinos de Paraguay, comprometido en sanar los fuertes desequilibrios sociales. Mediante el Movimiento Político por la Unidad ha logrado poner en acto un protocolo de acuerdos y colaboración para sostener y promover un intercambio de políticas de desarrollo local, al que han adherido 22 ciudades.

Significativa la coreografía final, cuyo título era «El alba sobre la ciudad». Desde esta ciudad de Budapest, que en el ’56 vivió horas dramáticas marcadas por la violencia, a distancia de 50 años, parte un nuevo impulso de renovación, de fraternidad, de esperanza que se irradiará en las muchísimas ciudades de los 92 países de los 5 continentes aquí representados.

 

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