Martigny, 25 de agosto del 2007

Queridos jóvenes y estimados políticos:
Yo también deseo decirles una palabra durante esta jornada dedicada a construir el futuro de “nuestra” -permítanme que me exprese así- , amada Suiza, ya que hemos recorrido mucho camino juntos.

Este año son los jóvenes quienes nos han dado la posibilidad de enriquecer esta historia con una nueva etapa, invitando a todo tipo de persona, políticos de todos los niveles y tendencias, a funcionarios y ciudadanos, a comprometerse juntos en la elección de la fraternidad como categoría inspiradora de la política.

Quisiera hacer una propuesta a todos ustedes: establecer un pacto, un verdadero y propio pacto entre generaciones diferentes para dar a la política su auténtico espíritu de empeño comunitario.

Un pacto de amor recíproco entre ustedes, jóvenes, que tienen la capacidad de creer en la realización de los grandes valores como la fraternidad universal, la paz, la libertad, y representan a la Suiza que vendrá, y ustedes políticos, que ya trabajan por su gente, con el peso y la riqueza de la experiencia, y representan lo que hoy es posible poner en práctica.

¿Por qué no poner en común estas riquezas y hacer crecer de este modo la efectiva capacidad de mantener los compromisos que asuman?

Les puedo asegurar que, si tendrán el valor de tomar esta actitud de escucha y del trabajo en común, se pondrá en marcha un nuevo estilo de vida política que abrirá caminos e ideas nuevas, que por ósmosis de amor contagiará a otros y hará posible realizar lo que en estos días hemos creído y querido juntos.

Se puede trabajar por la unidad de un pueblo solo si algunos se ponen en primera línea a experimentarla entre ellos.

Yo estoy con ustedes y ruego a Dios, el Amor, a ese Dios que vuestros padres han querido como garante del Pacto Federal, que nos ayude a hacer de Suiza una comunidad unida, abierta y solidaria, testimonio vivo en el camino del mundo unido.

Chiara Lubich

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