He aquí el último pensamiento preparado por Chiara Lubich para el Movimiento, desde su cama en el “hospital Gemelli”, poco antes de su “partida” y que ha sido difundido en estos días:

“Quisiera esta vez subrayar el valor de la relación,
de las relaciones entre nosotros.
Viviendo la Palabra, en los inicios, en Trento,
Cambió, ya sea nuestra relación con Dios que nuestra relación con los hermanos.
Así nació aquella que entonces llamábamos “comunidad cristiana”.
No nos olvidemos de estos orígenes. Construyamos nuestra obra sobre estas bases”.

Reportamos a continuación algunas líneas extraídas del primer comentario sobre la Palabra de Vida, de hace más de 50 años, todavía de gran actualidad. Bien se podrían referir al pensamiento recién citado, para penetrarlo en profundidad y traducirlo en vida.

“Las palabras del Evangelio quizás parezcan simples,
Pero ¡qué transformación requieren!
¡Qué lejos están de nuestro habitual modo de pensar y de actuar!
Pero ¡ánimo! Probemos.

Una jornada así aprovechada vale una vida.
Y en la noche no nos reconoceremos más a nosotros mismos.
Una alegría jamás probada nos inundará. Una fuerza nos investirá.
Dios estará con nosotros, porque Él está con quienes lo aman.
Los días transcurrirán en plenitud.
Alguna vez quizás aflojaremos, sentiremos la tentación de desilusionarnos, de detenernos.
Y querremos volver a la vida de antes.

¡Pero no! ¡Ánimo! Dios nos da la gracia.
Recomencemos siempre.

Perseverando, veremos lentamente cambiar el mundo a nuestro alrededor.
Comprenderemos que el Evangelio lleva a la vida más fascinante,
enciende la luz en el mundo, da sabor a nuestra existencia,
contiene el principio de la resolución de todos los problemas.

Y no nos quedemos tranquilos,
hasta que no comuniquemos nuestra extraordinaria experiencia a otros:
a los amigos que nos puedan comprender, a los familiares,
a cualquiera que nos sintamos impulsados a darla.
Renacerá la esperanza”.

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