¡Las palabras de Jesús! Deben haber sido su mayor arte. El Verbo que habla con palabras humanas: ¡qué contenido, qué intensidad, qué entonación, que voz! La volveremos a escuchar en el paraíso. Él nos hablará.

La Palabra de Dios no es como las demás. Ella tiene el poder de obrar todo lo que dice. Genera a Jesús en nuestra alma y en el alma de las otras personas.

La Palabra debe transformarse en acción y guiar la vida. De este modo es atrayente.

Bastan pocas letras y pocas reglas gramaticales para saber leer y escribir, pero si no se conocen, uno se que analfabeta para toda la vida. Del mismo modo,  quien no asimila una por una las palabras del Evangelio, no sabe escribir Cristo con su vida. Se necesitan pocas frases para formar a Jesús en nosotros.

Nosotros no tenemos otro libro que el Evangelio, no tenemos otra ciencia, otro arte. ¡Ahí está la Vida! Quien la encuentra, no muere.

Chiara Lubich

 

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