El 7 de julio de 2008, Giancarlo Faletti fue elegido por la Asamblea General como co-presidente, con la particular responsabilidad, entre otras cosas, de seguir la rama de los sacerdotes diocesanos y de los religiosos de las diversas congregaciones.

Giancarlo nació en Cerro Tanaro (Asti) el 14 de septiembre de 1940, es una familia de origen campesino, cristiana pero no muy practicante. Su madre, ama de casa. Por el trabajo del padre, obrero de los Ferrocarriles del Estado, la familia se transfiere a Turín. Ya a los 10 años advierte el deseo de donar su vida a Dios, pero eran fuertes los condicionamientos que provenían de la familia y del ambiente en el que vivía.

A los 16 años entra en un período de crisis y de búsqueda. A los 19 años casualmente adquiere en la puerta de su parroquia un número de la revista Città Nuova (Ciudad Nueva). “Fue como si aquel domingo de invierno me hubiese introducido en un ambiente cálido. Leyendo aquellos artículos, percibí que existía algo que unía a una familia. Quise en seguida saber más al respecto”. De aquí el contacto con el focolar.

Fue decisivo para su vida un encuentro internacional, al año siguiente, en Grottaferrata. Se aclara cuál es su camino: la donación a Dios en el focolar. Finalizados los estudios en Economía, comienza a trabajar en un banco. A los 25 años empieza su nueva vida en el focolar de Turín. Del ’72 al ’83 se encuentra en Génova, como co-responsable del Movimiento de Liguria, donde sigue particularmente a los jóvenes, entre los cuales florecen también frutos de santidad: ha iniciado este año la causa de beatificación de dos de ellos: Alberto Michelotti y Carlo Grisolia.

Después, durante 14 años trabajó en el Centro del Movimiento en Rocca di Papa; fue también co-responsable de la comunidad de los Castillos Romanos y de parte de la región de Lazio. En 1997 obtiene la licenciatura en Teología y es ordenado sacerdote. En ese mismo año es transferido a Roma, como co-responsable del Movimiento para zona de Lazio, Abruzzo y Cerdeña.

En el 2000 Chiara Lubich, que siempre tuvo un amor especial por la ciudad sede del papado y de la cristiandad, lanza “Roma-Amor”, una gran experiencia de nueva evangelización. Giancarlo Faletti ayuda de cerca a la fundadora que sigue paso a paso esta iniciativa. El objetivo es contribuir a animar, de forma capilar, con el ideal evangélico de la unidad, la vida de la ciudad a nivel civil y religioso. Entre las más variadas iniciativas, se encuentran la apertura del diálogo con la comunidad islámica de Roma que desemboca en la invitación a hablar de la experiencia cristiana y del diálogo interreligioso del Movimiento en la Mezquita de Roma.

 

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