Querida Eli, hoy Chiara habría cumplido 90 años. En este periodo de tiempo la humanidad ha recorrido un cierto camino. En esta perspectiva, tú que estuviste tanto tiempo junto a ella, ¿qué rol histórico te parece que tenga su figura?

“Me parece que Dios en la historia manda, en cada época, un carisma para necesidades específicas de la humanidad. En esta época existe una tensión a la unidad, política, comercial… Son un testimonio la unidad europea, las Naciones Unidas, el diálogo ecuménico, etc. El Concilio Vaticano II abrió las puertas a otras iglesias y también a otras religiones. Para el carisma de la unidad se puede decir que ya había un contexto histórico preparado. El carisma de Chiara, que se puede resumir en las palabras de Jesús ‘que todos sean Uno’, es la unidad llevada a la máxima extensión: ‘todos Uno’. Su carisma se orienta a todos los hijos de Dios, que es Amor, por lo cual todos están hechos para amar. Chiara, mirando a esta naturaleza del hombre, no encontró límites en crear relaciones con todos. Su intuición de que el amor recíproco construye la unidad, fue una novedad, como el descubrimiento de que se puede ir juntos hacia Dios, en comunión, pasando de plenitud en plenitud.”

Se ha evidenciado a menudo, también por parte de personalidades autorizadas de la Iglesia, el “don de profecía” que Chiara poseía. ¿Podrías mencionar alguna de estas intuiciones que, en algún modo, se han cumplido?

“Un hecho: a los comienzos del Movimiento, en la fiesta de Cristo Rey, ella invita a sus primeras compañeras a pedir juntas lo que decían las Escrituras: ‘…pídeme y te daré en herencia a todas las gentes (…) hasta los confines de la tierra…”. Y ella, aún en vida, vio este espíritu evangélico llegar a 184 naciones del mundo, es decir a casi todas…
Otra novedad – siguiendo las huellas de los Padres de la Iglesia – es la presencia de Jesús allí ‘donde dos o tres están reunidos” en su nombre. Su presencia entre ellas, que saciaba todas sus aspiraciones, era una experiencia novísima.
También la comunión de los bienes y la unidad -hablaban de ello sólo los comunistas- , la Palabra del Evangelio -sólo los protestantes- …; la actitud de apertura y de evidenciar lo positivo de las otras iglesias encaminando un diálogo ecuménico; también el diálogo interreligioso y con todos los hombres de buena voluntad. Cosas que afirmaron, primero el Concilio, luego los papas y que ahora forman parte de la vida de la Iglesia. También la experiencia con el pueblo Bangwa, en África… (ejemplo de nueva evangelización), comenzada ya en los años sesenta. Asimismo la importancia de los laicos ‘para abrir camino’ a la Iglesia institucional en los varios ámbitos humanos. Y aquí se puede comprender mejor por qué Dios eligió a una mujer para construir la unidad entre todos. Nosotros hemos escrito en los Estatutos -lo ha querido Chiara y la Iglesia lo ha aprobado- ‘La Obra de María desea ser, por cuanto le sea posible, una presencia de María en la tierra y casi una continuación suya’. Hay una fuerte experiencia espiritual detrás de este exigente deseo.”

¿Cómo era la relación de Chiara con los jóvenes y qué significaban para ella?

“Chiara tenía un relación privilegiada con los jóvenes, porque sentía que non tenían necesidad de perder muchas cosas como, tal vez, los adultos. Los veía más libres y se hallaba muy bien con ellos, sobre todo con los más jóvenes. Creía en su naturaleza ‘incontaminada’ y mantenía con ellos una relación directa, sencilla, espontánea. La gustaba ver que los jóvenes están llevados a los grandes ideales, que a ellos todo les parece posible; y el suyo era un ideal grandísimo, positivamente utópico, que atraía a los jóvenes. Ella hizo una ‘revolución’ ya en el modo sencillo de relacionarse con ellos, con sus actos, en la normalidad de la propuesta de realizarse personalmente haciendo la voluntad de Dios, es decir, la santidad al alcance de todos.
Recibía muchas cartas de los jóvenes que deseaban imitarla en seguir a Dios, en el compromiso de vivir el Evangelio, en dar todo… Como cuando lanzó la Economía de Comunión: fue enseguida a encontrarse con jóvenes estudiantes y los desafió, estimulándolos a que se preparasen bien para llevar adelante la EdC.
Chiara, cuando comenzó su aventura era una joven, rodeada por compañeras más jóvenes aún que ella. En síntesis, siempre tuvo una gran confianza en los jóvenes.”

¿Qué piensas que nos diría Chiara, hoy?

“Nos repetiría: Ámense recíprocamente, como Jesús nos ha amado. Pienso que nos diría esto.”

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