“Me impresionó el clima alegre de acogida recíproca. Respecto al 2000, cuando Chiara Lubich encontró solamente la familia franciscana, esta jornada ha representado un auténtico desarrollo del diálogo entre carismas antiguos y nuevos. Por la participación de tantas otras familias religiosas, movimientos y nuevas comunidades, como también por la presencia competente de muchos superiores y responsables”. Dijo en su impresión uno de los padres franciscanos presentes en el congreso “Carismas en comunión”, desarrollado el 23 de octubre pasado en Asís.

Diez años después del histórico encuentro, se puede afirmar que las cosas han avanzado, si se considera que en este encuentro estaban presentes no sólo los franciscanos  de varias órdenes y los miembros del Movimiento de los Focolares, sino también numerosos representantes de los padres claretianos, de los padres blancos (misioneros belgas), de los salesianos, benedictinos, carismáticos, miembros de la Comunidad de San Egidio, neo-catecúmenos y decenas de otras órdenes y comunidades.

El encuentro inició con la Santa Misa presidida por el Card. Stanislaw Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos y concelebrada por obispos, ministros generales, provinciales y numerosos sacerdotes.

El obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino, en el discurso  inaugural, invitó a todos a redescubrir en “la caridad, el carisma de los carismas” conscientes de que “los bienes de unos, son los bienes de todos”.

“Una expo de los frutos del Espíritu”, fue como definió el encuentro la presidente de los Focolares, María Voce. Quien en su intervención ilustró las etapas de este camino de comunión, a partir de Pentecostés ’98, un momentos fundamental para los nuevos Movimientos. “En aquella ocasión –recordó Voce- Chiara Lubich hizo una promesa al Papa: ‘Queremos asegurarle, Santidad, que siendo nuestro específico carisma la unidad, nos comprometeremos con todas nuestras fuerzas a contribuir a realizarla plenamente”.  Dos años después de esa promesa “Chiara dio un paso ulterior –prosiguió la Presidente de los Focolares-: la comunión con las familias religiosas nacida de carismas menos recientes. Y puso la primera piedra de este diálogo-comunión entre familias religiosas como expresiones de la Iglesia carismática precisamente aquí, sobre la tumba de San Francisco, el 26 de octubre de 2000”. Concluyendo, afirmó que “el Espíritu Santo ha orientado a todos hacia este camino comunitario, que redescubre a la Iglesia como una familia de hermanos unidos por un único Padre”.

Los testimonios han puesto en evidencia esta relación de comunión y las respuestas fuertes y concretas a problemas, divisiones y las más variadas llagas. Como el testimonio de Sor Viviana Ballarin, presidente nacional de la USMI (Unión de Superioras Mayores) sobre las comunidades religiosas de varios órdenes de Kabul: “Pobres, sin nada, junto a los débiles. Sin embargo allí he visto la Iglesia de los orígenes, donde Jesús era el centro de todo”.

El alegre encuentro se concluyó con la firma solemne de un pacto de comunión y de amor recíproco, por parte de decenas y decenas de representantes de carismas antiguos y nuevos, y con la explosión de la fiesta de los jóvenes, en la noche. En la plaza que está delante de la Basílica, un recital musical narró la historia de Chiara Luce Badano, la joven de 18 años proclamada beata recientemente, e indicada por el Papa como modelo para los jóvenes. También ella fruto de un carisma, el de Chiara Lubich, vivido con su familia y con la comunidad parroquial de su pueblo.

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