Quien ha estado en Asís, seguramente no ha quedado inmune a la espiritualidad que suda de sus muros. Además de los millones de peregrinos que cada año llegan aquí para nutrir sus almas, también los eventos en el signo del Espíritu siguen sin detenerse, como el que acaba de desarrollarse desde el 28 hasta el 31 de octubre en el “Teatro delle Stuoie”: La XIV conferencia internacional de la Catholic Fraternity , a los veinte años de su fundación. El tema escogido para esta edición fue “Jesús Cristo es el mismo, ayer, hoy y siempre (Heb. 13: 8)”.

Estaban presentes alrededor de 400 representantes de varias asociaciones expresiones de distintos carismas del Espíritu, provenientes de todo el mundo. Han sido días vividos en medio de la  alegría contagiosa de los cantos y en la armonía de las variadas lenguas y culturas.

El programa se fue desarrollando con momentos de oración, reflexiones y testimonios. La Santa Misa inaugural ha sido celebrada por el Cardenal Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, presente también el  Obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino.

De gran interés la mesa redonda de la jornada central con el tema: “Comunión y Misión de los Movimientos Eclesiales en el Tercer Milenio”. Se pudieron apreciar las intervenciones de Maria Voce, Presidenta del Movimiento de los Focolares, de Michelle Moran, Presidente del ICCRS y de Adriano Roccucci, Vicepresidente de la Comunidad de San Egidio. Guzmán Carriquiry, moderador y subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, ha recordado el apoyo de los últimos papas a los nuevos carismas. Presentando los testigos hizo mención de Maria Voce “la cual tiene la comprometedora tarea de llevar adelante el Carisma de Chiara Lubich, que ya ha producido un primer fruto de santidad, la joven Chiara Luce Badano, beatificada recientemente por  el Papa Ratzinger”.

Maria Voce ha recordado “con emoción” el primer encuentro de los movimientos y de la nuevas comunidades con Juan Pablo II, el día en que “ha surgido espontáneo del corazón un himno de alabanza al Espíritu Santo que, casi irrumpiendo en la Iglesia de nuestro tiempo, ha suscitado en ella los más variados carismas para responder con autenticidad y radicalidad evangélicas, a las muchas necesidades de la humanidad de hoy: un florecer sorprendente que ha hecho pensar en una nueva primavera de la Iglesia”. Seguidamente la presidenta de los Focolares se ha preguntado “¿hacia cuáles horizontes nos empuja el Espíritu Santo para que la comunión entre las varias realidades eclesiales se acreciente y se dilate a la medida del designio de Dios y de las expectativas del mundo? Me parece –ha proseguido– que la respuesta puede sintetizarse en estas palabras: vivir con intensidad cada vez mayor para la unidad”. Seguidamente ha mencionado el centro de la espiritualidad de la unidad, “el Abandonado, en cuyo grito se encuentra el de la humanidad de cada tiempo…”  y ha concluido manifestando el deseo de “hacer de modo tal que cada día se acerque un poco más, para la humanidad, la hora de la unidad”.

Michelle Moran, ha evidenciado el trabajo de amistad y comunión entre los movimientos llevado adelante por más de diez años y, refiriéndose a la Renovación Carismática (ICCS), ha dicho: “… todo ha nacido del Espíritu Santo, una corriente de gracia para toda la Iglesia, como un gran río con muchos afluentes…”.

Adrian Roccucci, vicepresidente de San Egidio ha invitado a todos a convertirse en “constructores de amistad y comunión. En la comunión –ha añadido– se realiza la universalidad, porque la amistad abre al otro, a Dios y al hombre”.

La conclusión, orientada a los “desafíos que aguardan la Catholic Fraternity”, ha sido realizada por el  Cardenal Paul Josef Cordes, Presidente Emérito del Pontificio Consejo “Cor Unum”, y por Matteo Calisi, actual Presidente de la C.F.

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