“Pasando de una región a otra pensé que Dios ha otorgado aquí tantos dones”, constató varias veces María Voce durante su estadía en España.

La última etapa empezó el domingo 23 en Madrid, donde la presidente de los Focolares se encontró con numerosos miembros del Movimiento venidos de Galicia, Castilla, León, de los Países Vascos, Navarra, Cantabria, Asturias, Murcia y Madrid.

La ciudadela del Movimiento, “Castillo Exterior”, en las cercanías de Madrid (Localidad Las Matas), acogió a Maria Voce durante la última semana. Este centro, que es el corazón de los Focolares de España, tiene como fin custodiar y dar testimonio de la unidad de todos en la diversidad de sus culturas. La Presidente animó a los habitantes a ampliar este servicio a la Iglesia y a la sociedad de este país.

Dedicó una jornada a visitar Ávila y Segovia, las ciudades de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, los grandes místicos españoles tan amados por Chiara Lubich. En el libro de huéspedes del Convento de Segovia, María Voce escribió: “Gracias, San Juan, por el encanto de la santidad que sigues difundiendo y que siempre nos deja fascinados. Ayúdanos a subir el Monte contigo e irradiar luz a nuestro alrededor como hiciste tú. ¡Fascina sobre todo a los jóvenes!”.

Prosiguieron cordiales encuentros con el Nuncio, Mons. Frattini, con el obispo de Pamplona Mons. Francisco Pérez y Mons. Juan Antonio Reig de Alcalá de Henares, la visita a la sede de la Editorial Ciudad Nueva y, finalmente, la cita más esperada: ¡Positive Revolution! Protagonistas de nuestro tiempo. El encuentro con cientos de jóvenes, repleto de emociones y de escucha profunda, puso en evidencia que los jóvenes pueden ser protagonistas de este mundo, cambiándolo en positivo.

La consigna de María Voce antes de partir fue: “Cada comunidad, cada pueblo que compone España tiene algo que dar a todos los demás. La unidad no es igualdad. Consiste en el hecho de estar consientes del fruto del amor recíproco; la unidad es el fruto de una gracia que Jesús manda cuando hay amor recíproco. Esto quiere decir: ser conscientes que yo tengo un don para dar a los demás, y que los otros tienen un don para darme, y poner este don a disposición”.

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