«Los americanos ven ante ellos siempre una nueva frontera para superar: Por esto, han llegado hasta la luna. ¿No quieren llegar a la unidad?»

De este modo, María Voce ha concluido su saludo a la comunidad de los Focolares de Washington, en la Catholic University of America donde se han reunido, en la tarde del 7 de abril, unas 300 personas para saludar a la Presidente de los Focolares, que ha permanecido dos días en la capital estadounidense, han sido días ricos sobre todo, por el encuentro con la historia del país.

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En la jornada se presentó un fantasmagórico crisol de razas, culturas, grupos étnicos y colores, auténtica imagen de esta ciudad estadounidense pero, sobre todo, sede de los momentos que han construido la historia de América y del mundo. Nos basta pensar en la Declaración de la Independencia, a los discursos de Abraham Lincoln, y a aquellos más cercanos a nosotros, que muchos recuerdan, Martin Luther King y John F. Kennedy: “I have a dream” y “La nueva frontera”.

María Voce con Giancarlo Faletti había visitado por la mañana los lugares históricos de la capital, apreciando los valores que han construido este pueblo hecho de pueblos: la sencillez, la concreción, la humildad, la capacidad de perdonar, la apertura a las novedades, el optimismo, la posibilidad de hacer siempre algo incluso cuando las puertas se cierran. “Son todos dones extraordinarios –ha subrayado María Voce- contribuciones de los muchos pueblos, llegados a estas tierras para buscar un bienestar que no tenían en sus países, quizá a buscar el oro en Colorado, pero sobre todo en busca de la libertad”.

Y la libertad en América se vive en el aire que se respira y en lo profundo del corazón de cada uno que ha elegido vivir en el ‘nuevo mundo’.

«Han alcanzado el sueño de la libertad. Quizá aún se puede hacer algo por la unidad, que en cierto modo ya han alcanzado, porque son muchos pueblos unidos» – continuó la presidente del Movimiento. Sin embargo, confiesa que mediante los contactos mantenidos en estos días, ha percibido el desconsuelo de vivir en un ambiente demasiado individualista. María Voce dice haber apreciado en la música –y la cosa sorprende mucho en la sala- el alma americana. Las «spirituals songs», el jazz, el rock y el rap expresan, con una sinceridad más fuerte que las palabras, el anhelo profundo de unidad de este pueblo. «Aquí la espiritualidad de la unidad puede hacer algo para realizar su sueño (…). Dios ha mandado también aquí el carisma de la unidad. Es un don que no me puede dejar indiferente si lo he recibido».

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Toda la velada puso en evidencia que los participantes, en su diversidad étnica y religiosa, provenían de todos los ángulos del mundo: Europa, Asia, Medio Oriente, África. Llena de colores la presencia de una treintena de cameruneses Bangwa, con la Mafua Cristina, en estos días en EEUU. Preciosa la presencia de un grupo de musulmanes afroamericanos, guiados por el Imán Talib Sharif que recuerda como, en el 2000, cuando Chiara Lubich lanzó la operación Washington entre los Focolares y los afro-americanos de religión musulmana, él estaba prestando el servicio militar. El encuentro le involucró profundamente hasta el punto que volviendo para ir a la estación y volver al puesto militar, se sorprendió a sí mismo buscando la mirada de la gente del focolar. No la encontró, pero sabía que había construido algo que habría continuado en la relación que Chiara y el Iman W.D. Mohammed había establecido y cultivado. La jornada ha testimoniado con otros hermanos y hermanas musulmanas afroamericanas, que aquella relación se ha reforzado y acrecentado en el tiempo.

Una mirada a la sala, en la conclusión de las dos horas de encuentro, hace entender como aquí en la Catholic University of America se haya experimentado cuánto puede ser verdadero el sueño expresado en el sello de los documentos del gobierno de los EEUU: E pluribus unum, de muchos uno. «No significa ser todos iguales, sino estar unidos» precisó María Voce.

[viaggio nord america]

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