Dos actores, Mercedes y el Comanche, y un viejo director de teatro agonizante, Adriano Di Marco, alias “el Conde” –tres personajes habitados por el nomadismo, la orfandad, el humor y un incondicional amor por la belleza– se descubren y establecen una tan entrañable como disparatada relación durante la corta pero obligada estadía que tienen que pasar en el hospital del Balneario de Santa Bernardita. La temporada y el glamoroso “Festival Internacional de Teatro” en el que Mercedes y el Comanche “se han alzado con todos los premios” ha terminado, y el lugar parece ahora un balneario del fin del mundo. En ese agujero casi siniestro que es para Mercedes el hospital, reino de Moby Dick –la enfermera de la noche– se irán desplegando distintos temas, como la imaginación con sus excesos y arideces, y los entrañables textos y personajes de otros (Shakespeare, Emily Dickinson, Espronceda, boleros populares), que nos sostienen tanto como lo hacen nuestros huesos. También los fantasmas de la infancia (puntos ciegos que en tanto no podamos mirarlos a la cara nos seguirán persiguiendo), harán lo suyo. Así como el dolor. Y la muerte, y su profundo misterio. Novela de amor que intenta soslayar los lugares comunes, en la que la pasión y el erotismo son como un fuego dentro de otro fuego: el de la suprema aventura de dar la vida los unos por los otros. Como una tenue luz de fondo o una musiquita que se escuchara a lo lejos, un Otro parece querer abrirse camino una y otra vez en El inútil combate, casi empeñado, pareciera, en descubrirnos que, paradójicamente, es aún más íntimo a nosotros que nosotros mismos (leer más)

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